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29.11.2021 Ópera  
Attila conquistó Tenerife

El Auditorio de Tenerife presentó Attila, la segunda representación de la temporada de Ópera de Tenerife. Esta versión de Giuseppe Verdi se adentra en la relación del rey huno con Odabella. Christopher Franklin se hizo cargo de la dirección musical frente a la Sinfónica de Tenerife y del Coro de la Ópera de Tenerife.

Attila se estrenó en 1846 en el Teatro La Fenice de Venecia. En esta partitura, Verdi hace confluir los ecos patrióticos de sus óperas anteriores con la búsqueda de una mayor profundización en la figura del protagonista.

Este montaje de Andrea De Rosa, en coproducción con el Teatro Regio de Parma, nos ofreció una ópera atrevida y juvenil, trascendiendo el contexto histórico de los acontecimientos para otorgar a la ópera verdiana un mensaje más universal de condena a las atrocidades de la guerra, y llevando los roles de los personajes más allá de la esquemática del bien contra el mal.

En el papel del rey de los hunos, el bajo-barítono Marko Mimica encabezó un reparto vocal formado por Tanya Ivanova (Odabella), Alfredo Daza (Ezio), Antonio Poli (Foresto), Rocco Cavalluzzi (Leone) y Javier Palacios (Uldino).

Attila narra la conquista de los hunos de las tierras italianas, así como su fracaso en tomar Roma, de cómo la mente del tirano se sumió en una espiral de miedo y paranoia, atormentado con visiones de sus víctimas y asesinado por aquellos a los que perdonó e incluso depositó su confianza.

A nivel puramente vocal, encontramos un elenco compuesto por voces que estuvieron a la altura de la exigencia verdiana; la cual acostumbra a estar muy por encima de otras óperas contemporáneas. Mimica ofreció una interpretación de Attila magistral, con un extraordinario dominio de las notas graves y contundentes, las cuales enmarcaron a un personaje tiránico pero a la vez atormentado por las sombras sangrientas de la guerra. Con una voz soprano de coloratura muy singular y atractiva, Ivanova encarnó el romance y el dolor de una mujer moderna, la cual está dispuesta a sacrificarlo todo para vengarse de aquel que se lo ha arrebatado todo. Las emociones flotaban en la melódica y atrevida interpretación de Antonio Poli. Destacó poderosamente en una de las mejores versiones de la aria “Qui, qui sostiamo… Ella in poter del Barbaro”. Y como es habitual, despuntaron las maravillosas intervenciones del Coro de la Ópera de Tenerife, dirigido por Carmen Cruz, en especial en la escena del banquete del acto segundo, momento en el que unificaron las voces con la de los personajes principales, sustentando y enfatizando la trama de traición que terminó con la vida del rey Huno.

Todo esto estuvo bien unificado dentro de una escenografía sublimada y curtida, que nos transportó a páramos áridos y oscuros; reflejo de la leyenda de Attila, aquel que por donde pisa no vuelve a crecer la hierba. El fuego estuvo muy presente a lo largo de toda la obra, alimentando el sentimiento de guerra y pasión que quiso marcar Verdi para esta obra.

En definitiva, Ópera de Tenerife nos regaló un montaje espectacular que dejó a la audiencia con ganas de más. Sin lugar a dudas, cada vez que Verdi visita Tenerife, no nos deja indiferentes.

Crítica realizada por Celia García

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