El nuevo teatro La Sala de Madrid presenta Juana La Loca; la premiada obra escrita por el maestro argentino Pepe Cibrián Campoy interpretada por el actor y director Nicolás Pérez Costa. La obra puede verse los sábados de invierno hasta el 18 de diciembre.
En una sala pequeña, oscura, con los sonidos reminiscentes de una mazmorra medieval encontramos a Juana, sentada en su trono, soñando. Sueña con Felipe, por supuesto. Con cómo llegó a sus brazos y todas las alegrías y sufrimientos que la llevan de la corte de sus padres, a la de Flandes y finalmente, a llevar la corona de Castilla.
Juana, Juana, reina de Navarra, de Aragón, de Mallorca, de Nápoles, de Sicilia y de Valencia (y tantos otros que no recuerda) despierta en su trono y muestra su carácter castellano, sensual y pasional. Se pregunta (nos pregunta) porqué los deseos femeninos son menos importantes, más sucios, peores, que los de un hombre. ¿No es ella reina? ¿No son sus tierras las que traen grandeza al Hermoso?
Durante sus recuerdos de niñez conocemos a su madre, la imperiosa Isabel, que parece nunca recordar a Juana, entre sus otros hijos, guerras y tronos. Conocemos a una Juana joven, feliz, una niña que no quiere casarse y busca independencia de las clases de baile y los interminables viajes de la corte castellana.
Se casa, enamorada, sí. Loca. Loca por Felipe, quien la engaña, le miente y la conduce a rabias incontenibles nacidas de celos, insultos y abandonos frecuentes. Es aquí cuando empieza a conocerse su locura, que se cementa con la muerte de Felipe el Hermoso y su inconmensurable dolor que la lleva a negar que Felipe ha muerto.
Ya en su aislamiento, mandado por su hijo, Juana pierde la cabeza del todo. Revive una y otra vez los momentos claves en una espiral desordenada, dolorosa y desquiciada hasta el momento de irse, momento en el que reniega de todos ellos con un efecto simple, pero demoledor que deja al público aplaudiendo en pie.
Aunque es necesario tener un mínimo de conocimiento sobre uno de los personajes más famosos de la historia de España (no es una biografía, sino un ensayo que nos presenta momentos subjetivos de la vida de Juana de manera caótica y desordenada), la obra salta en el tiempo y nos trae siete personajes a través de un único actor a través de una modulación de voz, lenguaje corporal, cadencia y juego de luces espectaculares.
Un solo actor ante un texto en rima, largo, complicado, interpretando a siete personajes durante toda una magnífica vida se merecería un aplauso sólo por su valentía. Pero un solo actor que hace que veas a toda una corte en un escenario vacío se merece una ovación y ese actor es Nicolás Pérez Costa.
Esta obra la recomiendo para aquellos que sean familiares con la historia de Juana y busquen algo distinto, introspectivo, una visión femenina y feminista de Juana La Loca con un actor sorprendente y un ambiente íntimo que casi se siente como si estuviésemos solos escondidos en las sombras de una habitación.
Crítica realizada por Ariadna Ortega