De la mano de Stage Entertaiment, Tina El Musical de Tina Turner, ha llegado al Teatro Coliseum de Madrid. El musical cuenta la historia de una mujer que se atrevió a desafiar los límites del racismo, sexismo y la discriminación por edad para convertirse en la reina mundial del Rock and Roll. Tina es una celebración de la resistencia y una inspiración del triunfo sobre la adversidad.
No hay duda que Tina Turner, galardonada con 12 premios Grammy, es una de las artistas más taquilleras de todos los tiempos. Sus conciertos han sido vistos por millones de personas de todo el mundo y, muchos de nosotros, por nuestra temprana edad, nos hemos quedado con las ganas de disfrutarla.
Ahora, Stage Entertaiment nos trae a la Gran Vía madrileña Tina, un musical escrito por Katori Hall (ganadora de un premio Olivier) junto a Frank Ketelaar y Kees Prins, y dirigido por la aclamada Phyllida Lloyd que, a parte de contar con muchos de los temas populares de la cantante, nos muestra la historia que hay detrás de ellos.
Nacida en Brownsville (Estados Unidos) en 1939, Anna Mae Bullock (Tina Turner), es una compositora, bailarina, actriz y coreógrafa. La artista inició su carrera a mediados de los años 50 como vocalista junto con su esposo Ike Turner en Kings of Rhyth m. El éxito no tardó en llegar y, tras las vivencias sufridas, Tina aprendió a tener voz y volar sola. Tras varios intentos, en 1984 finalmente editó su primer disco en solitario: Private Dancer. Este primer LP fue el primero de una extensa trayectoria musical hasta que decidió retirarse en 2009, a la edad de 70 años, a descansar en Suiza donde vive feliz con su marido.
El montaje recorre la biografía de la conocida como Reina del Rock a través de algunas de sus canciones más famosas (29 en total) como What´s love got to do with it, Proud Mary, Private dancer, River Deep Mountain High o The Best. Desde sus días como la ruidosa niña Anna Mae Bullock que cantaba en una iglesia de Tennesse, pasando por su salto a la fama de la mano de Ike Turner, su primer marido y también su gran hostigador, hasta la consolidación de su carrera en solitario. Un musical en el que conoceremos a la persona a través personaje.
Técnicamente, el montaje que nos presenta Stage Entertainment en el Teatro Coliseum de Madrid es fastuosamente impecable y complicado. Empezando por la escenografía: desde su infancia en Tennesse (donde podemos disfrutar de tres escenarios diferentes), pasando por su descubrimiento en un club de Jazz, su gira por Estados Unidos, la vida con Ike en la casa donde tenía ese horrible acuario gigante, hasta llegar al concierto cumbre de su carrera, la escenografía del musical es altamente diversa y dispar. No hay escenarios recurrentes, no hay escenas que pasen en el mismo sitio y que, por ende, repitan escenografía (a excepción los cuadros de la grabación de su primer álbum). El musical tiene la gran particularidad de abarcar muchos años y su escena evoluciona cada vez más hacia un punto álgido que no voy a desvelar. Un gran trabajo de Mark Thompson quien diseñó la escenografía original y el vestuario del cual se nutren todas las franquicias.
Junto a él, alabar el trabajo de iluminación y sonido creado por Bruno Poet y Nevin Steinberg; respectivamente. Bárbaro.
El libreto creado por Katori Hall en colaboración con Frank Ketelaar y Kees Prins es sencillo y claro. Mediante entrevistas personales con la artista, Katori ha ahondado en la vida de Tina Turner para escudriñar cada minuto de su existencia y entender lo que la llevó a desafiar los límites del racismo, el sexismo, los tipos de violencia sufridos durante años y, finalmente, la discriminación por edad para convertirse en la reina mundial del Rock and Roll. Años de sufrimiento que la ayudaron a crear sus canciones con el único fin de sobrevivir.
Por su parte, la directora Phyllida Lloyd ha sido la encargada de dar forma en escena a una historia que, en algunos momentos, peca de falta de ritmo. Una sensación que pasa rápido al espectador, ya que queda superada por la contundente actuación musical que llega a continuación. La mayoría de las canciones del espectáculo sitúan la historia de Tina en tiempo y nos recuerdan a la época que nos están mostrando, pero no forman parte de la historia en sí. Solo algunas, adaptadas al Español para una mayor comprensión de la historia, tienen este fin.
Por último, destacar el trabajo de Anthony Van Laast, coreógrafo original de la producción. Las coreografías que disfrutamos en escena son fidedignas al estilo de la época y, sobretodo, al estilo de Tina. No faltan los movimientos que todos conocemos en canciones como Proud Mary o los paseos por el escenario mientras canta The Best.
Si nos fijamos en las actuaciones del elenco, me gustaría destacar tres de ellas. Empezando por Anna Lagares, quien interpreta el papel de Rhonda, la asistente y (más adelante) amiga y confesora de Tina. Su presencia en escena es absolutamente necesaria para la historia. Lagares presenta una Rhonda que sufre emocionalmente por su representada, que se da cuenta de los gritos silenciados de Tina y que, constantemente, la anima al cambio. Ella interpreta a un personaje que siempre está presente y que siempre buscamos en escena como aprobación a lo que pensamos. Ella lo verbaliza. Por su parte, Anna Lagares está espectacular en esta piel cambiante y, cuando por fin canta, disfrutamos aún más de un personaje que nos enamora.
Destacar también el trabajo de Pedro Martell como Roger, el implicado productor que creerá en ella y la ayudará a cambiar su vida. Al igual que Rhonda, es uno de los personajes claves de la función que hacen evolucionar a Tina y que la acompañan en su vida. La actuación de Martell es sincera, cercana e impecable.
Por último, destacar el gran trabajo que realiza Kery Sankoh como Tina Turner. Su interpretación de la estrella mundial es absolutamente asombrosa. Desde sus inicios al espectacular final, Sankoh empodera su espíritu de una forma increíble y lo canaliza en escena para disfrute del público. Empezando por la joven e inexperta Anna Mae, pasando por la enamoradiza, confiada y sufrida esposa, hasta finalizar con la fiera y segura de sí misma Tina Turner. Kery Sankoh da una asombrosa lección de canto e interpretación. Su seguridad en escena es palpable e interpreta a la perfección momentos dificultosos de la vida de la artista -haciendo que suframos con ella- y, a su vez, nos deleita con una gran actuación final cuya energía desbordada hace que salgamos del teatro con ganas de más.
No quiero finalizar esta crítica sin realizar una (merecidísima) mención especial a la banda del musical. Dirigida magistralmente por Xavier Torras, la banda queda escondida durante todo el musical hasta que realiza su solemne y aplaudida aparición en el alucinante tramo final del show.
Es de agradecer que los musicales apuesten por un formato de banda/orquesta en directo que ayude a vehicular la historia que se cuenta sobre las tablas de una forma más cercana. El trabajo de la banda es indiscutible durante todo el musical pero, ellos, son los que se llevan el último y merecido gran aplauso del público.
Crítica realizada por Norman Marsà