Silencio y absurdo, verborrea aguda y presencia desvergonzada. Eso son Las cosas. Un espectáculo lúdico y estimulante de Los Torreznos, regado de inteligencia e ingenio que se ha podido ver en el Teatro del Barrio en el marco de la actual edición de SURGE Madrid.
Lo que es, es, y lo que no es, no es. Las cosas que son, cosas son, y las que no son, no cosas son. Cierto es que el término cosas es etéreo, ambiguo y comodín, pero resulta tan cercano de otros como casa, coja o escoja, que Las cosas que han escrito, dirigen e interpretan Rafael Lamata y Jaime Vallaure resultan convertibles en cuanto ellos dictan. Su espectador, en cambio, solo tiene dos opciones. O dejarse llevar o resistirse. Si la cosa que surge en su cuerpo es la primera, disfrutará. Si, en cambio, la cosa que le ocurre es lo segundo, da igual, acabará disfrutando igualmente por mucho que se oponga. Porque cuando asistes a Las cosas, la fuerza centrifuga que genera su hipnosis, te provoca esta extraña, seductora y envolvente sensación que todos anhelamos experimentar cuando nos sentamos en un patio de butacas.
Sus cosas se convierten en tus cosas, y establecida la conexión no sabes si te sientes marioneta o felizmente liberado. Ellos se mueven, tú te sonríes. Ellos muestran un objeto, tu sonrisa se ensancha. Ellos dan a lo que tienen entre manos un valor exacerbado y lo convierten en símbolo de cuanta cosa se les ocurra y tú vas y te ríes. Fuerzan la distinción entre cosas y no cosas, así como lo que convierte a la una en la otra y a la otra en la una, y tú te lo crees. Porque sí. Porque cuando no hay lógica y te introduces en el absurdo, ni siquiera te hace falta un guión a la antigua usanza para conectar, para dejarte fluir y disfrutar sin más. Sin razón aparente, sin lógica necesaria. Porque te basta la frescura que te contagian Los Torreznos con la libertad de su presencia física y el enredo de su verbo.
Pero no confundirse. Las cosas tiene bien poco de improvisación, es texto y actuación a partes iguales. Hay astucia, filología y filosofía en su libreto. Y confianza, empatía e intuición en su representación. De ahí su capacidad para llegar y enganchar, para atraer y embaucar. De ahí, también, su austeridad, dos actores vestidos de gris, una iluminación que no varía y una escenografía desnuda tan solo ocupada por unas piezas de atrezzo.
Rafael y Jaime se toman en serio lo que hacen, dominan los tiempos y las pausas. Utilizan la mirada, tanto entre ellos como la del público cuando Las cosas demanda expandirse para dar cabida a la hilaridad que provocan. Su apuesta es arriesgada. Podrían haber caído en el enredo de la incoherencia o en el bucle del auto encantamiento. Pero la experiencia de Las cosas, lo que Los Torreznos proponen y ofrecen, no solo abarca lo que sucede sobre el escenario, sino que pretende y alcanza aquello en lo que se convierte el conjunto de la sala. La ilusión de una atmósfera envolvente, de un deleite compartido, de la comunión entre los que estábamos sentados y los dos que estaban de pie. Y de haber disfrutado todos por igual. Un acierto, sin duda alguna, de la programación de la VIII Edición de la Muestra de Creación Escénica Alternativa SURGE Madrid.
Crítica realizada por Lucas Ferreira