El Centro Dramático Nacional acoge en el Teatro María Guerrero (Madrid) el estreno de N.E.V.E.R.M.O.R.E., una original y trabajada propuesta escrita y dirigida por Xron, con la que el Grupo Chévere nos retrotrae tanto al inicio de la pandemia del covid como al desastre del Prestige veinte años atrás.
A estas alturas ni se sabe la cantidad de lugares comunes, frases recurrentes y retóricas manidas a las que hemos acudido para definir lo que sentimos en marzo del año pasado cuando nos dijeron que teníamos que quedarnos en casa porque un extraño virus amenazaba con hacernos enfermar y morir con tal virulencia que podía hacer venirse abajo el sistema sanitario. Una distopía. Algo nunca antes vivido. ¿O sí? En la coruñesa Costa da Morte nos dirían que sí, que ellos pueden contar cómo es sentir que el futuro se desdibuja. Un fin que ellos experimentaron, paradójicamente, por un elemento visible, el chapapote generado por el hundimiento del Prestige, buque cargado con 77.000 toneladas de fuel. Letalidad que les hizo salir de sus casas en un derroche de energía y coraje con el que minimizaron la afección de la amenaza y dejaron patente la incapacidad de los representantes públicos y la incompetencia de los responsables políticos.
La puesta en escena de N.E.V.E.R.M.O.R.E. parte de un inmersivo trabajo escenográfico firmado por Carlos Alonso, complementado con el arte y montaje de Quique Martínez. El escenario lleno de paraguas evoca a las 150.000 personas que, bajo la lluvia, gritaron ¡Nunca mais! en Santiago de Compostela el 30 de noviembre de 2002. Una belleza plástica con la que la función arranca de manera performativa para después dar paso a la voz de una complementariedad de ciudadanos. Testimonios con los que conocemos cómo se sintieron, vivieron y respondieron en aquellos momentos. Una mirada atrás a la manera del teatro documento cargada de espontaneidad, humildad y sencillez que hace que suenen sinceros y resulten creíbles.
Un catálogo de acentos, experiencias y puntos de vista que Manuel Cortés, Borja Fernández, Mónica García, Miguel de Lira, Patricia de Lorenzo y Arantza Villar interpretan y explican formando un fresco humano, un retrato coral definidor de cómo una pequeña sociedad anclada en sus hábitos, tradiciones y costumbres se vio convulsionada por algo que primero les negaban desde los despachos y después les acusaban de manipular en su contra. Pero la escritura de Xron, además de eludir con habilidad la tentación de centrarse en la denuncia política, va más allá del registro social. Le une la comedia y la acción utilizando el saber hacer técnico de sus actores, convirtiéndoles en creadores del espacio sonoro diseñado por Xacobe Martínez Antelo.
Un recurso con el que amplifica sensorialmente y profundiza argumentalmente en su propósito de relatarnos la génesis, el desarrollo y las consecuencias de lo visto, escuchado, asumido y después olvidado por la premeditación de las mentiras y la inevitabilidad del paso del tiempo. Coordenadas desde la que nos traslada hasta una supuesta recreación metateatral ambientada con humor inteligente en 2020, para nuevamente volver a la realidad de un basado en hechos reales ocurridos en 2002, que quizás no sucedieron con el nervio, la tensión y el ritmo con que son representados, pero cuya dirección preserva los datos que certifican su objetividad, a la par que redondea un muy logrado espectáculo teatral.
Un trabajo con el que Grupo Chévere prolonga el buen sabor de boca que ya dejó con anteriores montajes como Eroski Paraíso o Curva España, y demuestra el acierto del Centro Dramático Nacional apostando por la heterogeneidad, potencial y talento de los creadores localizados a muchos kilómetros de su sede -en esta ocasión contando como coproductor con Agadic-Xunta de Galicia-, así como por la riqueza expresiva y dramática de todas las lenguas oficiales de nuestro país (N.E.V.E.R.M.O.R.E. se representará en gallego los próximos dos y tres de octubre).
Crítica realizada por Lucas Ferreira