El Teatre Goya de Barcelona recupera Eva contra Eva, montaje cancelado en plena pandemia antes de su estreno, para iniciar la Temporada 2021-22 de uno de sus mas preciados teatros. Con Emma Vilarasau como cabeza de cartel y dueña de la escena dirigida por Sílvia Munt, el montaje promete ser la mejor opción para recuperar al público de vuelta a las salas.
Eva contra Eva es una comedia inspirada en el clásico All about Eve, de Joseph L. Mankiewicz. Dos actrices, de generaciones distintas, deben interpretar a un mismo personaje. En esta coincidencia chocan dos maneras de entender la vida y la profesión. La actriz más joven (Nausicaa Bonnín) lucha por conseguir la oportunidad de darse a conocer. La actriz mayor (Emma Vilarasau) se esfuerza para que el paso de los años no la haga desaparecer de los escenarios.
Los personajes de Eva contra Eva (el director, el crítico, la representante y las dos actrices) utilizan el teatro para hablar de la vida y la vida para hablar del teatro. Se entregan a esta profesión con tanta intensidad y devoción que, a menudo, pierden la capacidad de reírse de sí mismos. Y es en la excesiva trascendencia que otorgan a sus vulnerabilidades, convirtiéndolas en meras vanidades, donde radica la comedia que nos presenta Pau Miró.
Miró es el autor de la adaptación del texto que disfrutamos en escena. Este texto es una versión libre, una versión de autor basado en la aclamada película original All about Eve, de Joseph L. Mankiewicz. En este trabajo, Miró se ha permitido incorporar extras como pequeños guiños relacionados con el mundo teatral y los temas generacionales; dándole en ocasiones cierto punto de comedia que destensa la escena. Miró no quería realizar una adaptación fidedigna (algo que se agradece), por lo que, a parte de hablar del oficio del teatro, se habla de la vida, de la vulnerabilidad, de las dudas que tenemos como personas (quiénes somos, a dónde vamos…), de cómo nos enfrentamos a nuestros fantasmas, cómo superamos intentamos superar nuestros miedos… Como ver que, en ocasiones, la gente que externamente parece más dura puede ser la más frágil.
Por su parte, Sílvia Munt, nos presenta una dirección extraordinaria que hace que la obra fluya con facilidad. Ella tenía muy claro lo que quería reflejar en escena. La vida, como un juego de espejos, es muy diferente en diferentes perspectivas. No es igual cómo te ve o te percibe el público, cómo te perciben tus compañeros, cómo tu familia o, incluso, cómo tú misma como individuo. Qué eres o qué quieren que seas es una de las premisas más demostradas en la obra. Ya no solo en la brecha generacional si no en el momento en el que alguien decide por ti; alguien externo es tu voz para todo.
Por su parte, en lo referente a las interpretaciones escénicas, Emma Vilarasau presenta una Eva frágil, rota por dentro, pero con un sentimiento de dureza externalizado bajo una brillante coraza para que nada (ni nadie) se atreva a herirla. Esta máscara se resquebraja aun mas cuando aparece la otra Eva, Nausicaa Bonnín. Ella, sangre nueva en el teatro, plantea la eterna duda generacional: ¿una mujer joven tiene derecho a hacerlo todo? Y, si es así, ¿qué ocurre con las mujeres más mayores? ¿tienen que abandonar su carrera y dejar espacio a lo nuevo?
Ambos personajes convierten y verbalizan estos estados de contradicción, fragilidad e impotencia desde la visión de sus propias edades. La Eva joven desea empezar su camino llena de felicidad e ímpetu pero no encuentra trabajo al no haber posibilidades de papeles interesantes que no sean para mujeres más mayores. Por otro lado, la Eva más mayor se niega a abandonar una posición que le costó mucho ganar y a la que no quiere renunciar.
Ambas actrices, Vilarasau y Bonnín, nos presentan a una Eva muy distinta pero muy igual en esencia que lucha por lo que quiere y lo que merece. Ambas están espléndidas en escena pero, bien es cierto que la obra en sí hace hincapié en la visión de la Eva de Vilarasau quien brilla como nunca en un papel que le va como anillo al dedo.
Aunque el duelo entre ambas actrices ocupa el eje principal de la obra, en Eva contra Eva disfrutamos de otros personajes que acompañan a las actrices principales: el crítico (Andreu Benito), el director y marido de la Eva más madura (Àlex Casanovas) o la agente (Míriam Alamany). Todos ellos, correctos en escena, cuentan con personajes sin mucho recorrido que hacen de apoyo a la historia principal. Todos interactúan en mayor tiempo con la Eva atormentada y, en ocasiones, esto nos hace pensar si todo lo que estamos viendo en escena es un sueño o una realidad.
Shakespeare decía que el objetivo del teatro es poner un espejo ante los espectadores para poder reflejar las virtudes y los defectos de cada época. En el espejo que ofrece Eva contra Eva podemos ver algunas de nuestras imperfecciones contemporáneas que nos ayudan a despertar de los clichés de generacionales y de género que estamos acostumbrados a oír e, incluso, utilizar. Ya es hora de que esto cambie.
Crítica realizada por Norman Marsà