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09.09.2021 Críticas  
Pastelitos y algo más

¡Oh, mami!, de Oriol Vila, es una comedia dirigida por el mismo autor y Raquel Salvador Puig que se desarrolla en una pastelería muy especial. El elenco de tres actrices y tres actores, el decorado alegre y colorido y la mezcla de situaciones cotidianas y disparatadas buscan provocar la carcajada de todo aquel que se acerque al Teatro Amaya de Madrid.

Tres amigas emprendedoras (Mariam Herández, Betsy Turnez y Joana Vilapuig) tienen una pastelería, pero no saben cómo arrancar el negocio; Jordan (Octavi Pujades), un tipo extranjero, atractivo y más que peculiar y amistoso, les dará la solución y les abrirá las puertas del éxito.

Los personajes femeninos se debaten constantemente entre su rol de madres y esposas y su faceta profesional, dejando esta última de lado. Y es que los maridos que salen a escena (Miquel García Borda y Juli Fabregas) son vagos o infieles y provocan situaciones que, a veces, rozan el cliché. No obstante, no se trata de una batalla de los sexos, sino de la búsqueda de un cambio.

Las tres actrices logran crear tres personajes muy diferentes entre sí, que evolucionan claramente, con sus peculiaridades, sus defectos y sus neuras, sin renunciar a la comicidad en ningún momento. Los tres actores se desdoblan en personajes tan variados como las clientas pijas de mediana edad o más mayores. Destaca uno distintivo (no diré de qué o quién se trata), que recorre el escenario de un lado a otro en los momentos más o menos insospechados y absurdos. Todo un mecanismo de distensión y, por qué no, confusión y sorpresa para el espectador.

Por otro lado, el humor, en ocasiones algo soez y repetitivo, y a veces predecible, nos acerca al sexo de la manera más transparente posible en un escenario, con algún que otro efecto visual, más o menos realista, y alguna que otra exhibición de carne. Al fin y al cabo, la exageración del sexo, sobre todo del placer femenino, es el leitmotiv de la obra, manteniéndose constante de principio a fin. En este sentido, he de alabar el dinamismo durante el despegue del negocio, en sus dos niveles de decorado, en escenas que resultan cercanas al cine mudo cómico y que son, a mi ver, un gran acierto.

¡Oh, mami! es una comedia de enredo, efectiva, en torno a un tema universal, que transmite un mensaje desde la vergüenza y el ocultamiento hacia la liberación de ataduras y comportamientos tóxicos y la celebración de la vida. Es una obra para pasar un buen rato, un reducto para escapar de la rutina y disfrutar los finales felices. Para mí, todo un descubrimiento el pintoresco marido metalero, interpretado a las mil maravillas por García Borda y la fuerza de Betsy Turnez para dar comienzo a la ficción.

Crítica realizada por Susana Inés Pérez

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