Mi penúltima visita al clasicOFF de Nave 73 en Madrid es para El mayor encanto, amor, del Anual de Montaje de la Escuela Nave 73, quienes se enfrentan a un Calderón de la Barca entre la naumaquia de secano, la ópera-reggaeton y una farsa circense en la isla de Eea.
clasicOFF se fundamenta en la búsqueda de nuevos estilos, nuevas formas de enfrentarse al texto clásico utilizando diferentes lenguajes contemporáneos, tanto de forma como de fondo, con el objetivo no ya de contar historias diferentes, sino de complementarlas y unir varias corrientes escénicas, para hacer un teatro de búsqueda, asequible, cercano y diferente. Y El mayor encanto, amor versionado por Carlota Gaviño e Íñigo Rodríguez-Claro es la conversión de ese argumentario descrito del clasicOFF con la promoción actual de la Escuela Nave 73.
El mayor encanto, amor relata las peripecias de Ulises y su tripulación en la isla de la maga Circe. La obra pertenece al conjunto de los textos de Calderón de la Barca inspirados en mitos clásicos, para ser estrenada en 1635 en el estanque del Palacio del Buen Retiro. Es una comedia mitológica de Calderón diseñada a partir de los cantos 10 y 11 de La Odisea de Homero, en una España azotada por las guerras en el exterior y la peste, Calderón escribe este divertimento exuberante y desacomplejado para ser representado con gran aparato escenográfico, y se cumple en Nave 73: piscinas hinchables, camas elásticas, cerdos, una mona, delfines y un gigante antropófago de la estirpe de Polifemo.
Los Anual de Montaje de la compañía siempre son retos escénicos que ponen a prueba al alumnado y que ponen a su servicio todo un entramado técnico y escénico que va más allá del espíritu de un montaje de fin de curso, y así lo demuestra el excelente y puntero diseño de iluminación de Álvaro Guisado, el diseño de audiovisuales de Javier L. Patiño, o la composición original y música en directo de Pepe Alacid y Juando Martínez, que se fusionan con el magnífico elenco: Sole Barderas, Reyes García, Tony Galán, Achamán González, Paula Grande, Almudena Guido, Solangela de la Guarda Bonifacio, Mara Llares, Catalina Morán, Leyre Morlán, Adrián Pulido, Elena Ramírez Manzanares, Carolina Neka Rodríguez, Carmen Soto y Ioanna Tsakirmpaloglou.
Si en Santa Juana de los Mataderos ya demostraban la perfecta cohesión como equipo, en perfecta sintonía con la dirección, aquí también de Gaviño y Rodríguez-Claro, El mayor encanto, amor es un salto con doble tirabuzón en estas aguas mediterráneas donde las dos horas de montaje no pesan y el entremés y el baile entre las jornadas escenificadas, son esos momentos de desenfado y statements de la compañía de que la diversión y el disfrute no están reñidos con la plena concentración en un texto en verso que todos sostienen a la perfección pero que en el caso de Tony Galán y Adrián Pulido, por el protagonismos de sus personajes, es una dificultad añadida.
Es magnífico cómo la maga Circe está multiplicada en varios cuerpos con la misma mente, o que Ioanna Tsakirmpaloglou pueda recitar pasajes en griego clásico, que las identidades de género y relaciones sexo-afectivas sean planteadas desde la inexistencia total de barreras o combinaciones o que Carlota Gaviño se ría a carcajadas con el príncipe llorica de Achamán González, y que Nathy Peluso y una orgía softcore tengan cabida en un montaje sobre un texto clásico con un espíritu tan inclusivo y actual. El mayor encanto, amor, vuelve a ser un espectáculo total al que solo limitan el espacio escénico que les contiene, pero sin otras barreras que puedan contener la pasión por la interpretación, el talento, y la unión casi atávica de un equipo fantástico al que siempre es un gozo volver y disfrutar de su nuevo “más difícil todavía” y que nunca dejen de sorprender.
Crítica realizada por Ismael Lomana