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04.07.2021 Música  
De vuelta a los infiernos del existencialismo pop

Tras un año y medio de paro por la pandemia, Fangoria vuelve a los escenarios para celebrar con sus seguidores su preciada fiesta en el infierno. El duo musical madrileño elige el Festival Jardins Pedralbes de Barcelona como punto inicial de su inminente gira colgando el cartel de todo vendido.

Con un lleno absoluto y un público totalmente entregado, Fangoria no podría haber empezado mejor su gira de vuelta a los escenarios. El público, ávido de música y fanatismo, deseaba cantar y bailar (pese a la prohibición expresa de levantarse de la silla) y ellos no dudaron en dar todo lo que tenían en cartera para el disfrute máximo de los asistentes.

Con un inicio al estilo Teletubbies, cabeza de bebé sol que aparece riendo sobre la colina, que sorprende y hace reír al público, Alaska y Nacho Canut empieza su esperado concierto. Seguidamente, las naves espaciales y el modernismo absoluto inundan la escena en la que Alaska aparece acompañada de dos bailarines se prepara para cantar Retorciendo palabras y De todo y de nada.

¡Bona nit Barcelona! Así se presentaba Alaska a su público. «Este es nuestro primer concierto desde hace mucho tiempo»; indicaba feliz. Fangoria agradecía a la organización el haber pensado en ellos para volver a poner en pie el Festival Jardins Pedralbes y el público, agradecido por la presencia del grupo, pateaba el suelo bien fuerte con ansia de música. Una música muy esperada ya que Concert Music (productora musical del Festival Jardins Pedralbes y el Festival del Mil·lenni) ya planeaba un concierto con el grupo antes de la pandemia que ha tenido que ser rehubicado en dos ocasiones.

El concierto iniciaba su andadura con Geometría polisentimental, una canción original de Fangoria incluida en su álbum Canciones para robots románticos (2016) que empezó animando a un público a disfrutar de una noche que se preveía extenuante.

Tras ello, sonaba La revolución sexual, canción original de Guille Milkyway (La Casa Azul), en versión de Fangoria que enloqueció a un público que entendió que el concierto iba a estar lleno de sorpresas. «Hoy vamos a tocar varias de nuestras extrapolaciones»; indicaba Alaska. «Ya que el año pasado nos quedamos con las ganas, esta noche vamos a tocar unas cuantas». El público entregado pateaba el suelo y gritaba ansiando disfrutar esas versiones incluidas en sus discos Extrapolaciones y dos preguntas (1989-2000) y Extrapolaciones y dos respuestas (2001-2019), ambos publicados en 2019, en la que Fangoria homenajeaba a sus grupos y cantantes favoritos realizando versiones de sus más celebrados éxitos.

Aunque las extrapolaciones iban a ir llegando poco a poco, Fangoria planeaba presentar su último trabajo discográfico Existencialismo Pop (2021) al completo y, no podían empezar con una canción mejor que Momentismo absoluto. Le siguieron Dame tu cariño, extrapolación del clásico de Camela, y su celebrada Fiesta en el infierno.

A grito de «queremos bailar» el público pedía poder ponerse en pie en su localidad para poder disfrutar aun más del concierto. Con la intención de controlar el concierto en la situación post-pandemia que aun estamos soportando, el público debía disfrutar del concierto desde su butaca; algo que realmente fue bastante sencillo, ya que en la localidad, aunque sentado, podías mover el cuerpo y disfrutar del concierto con tus acompañantes. Como la misma Alaska indicó más adelante: «Lo sé. Entiendo que sea una faena que no podáis bailar». Pero, a mi parecer, prefiero bailar en la butaca y disfrutar del concierto antes que quedarme encerrado en casa por una cancelación en un nuevo brote de la pandemia.

Seguidamente, dos nuevas (y muy celebradas) extrapolaciones retumbaban delante del Palacio de Pedralbes. Historias de amor de OBK y Soy yo de Marta Sánchez elevaron de nuevo el ánimo de un público que lo daba todo por momentos. Finalizando la primera parte del concierto, Fangoria presentó una mezcla de sus tres temas Satanismo, arte abstracto y Rock’n’Roll, Satanismo, arte abstracto y Techno Pop y Satanismo, arte abstracto y Acid House.

Tras un pequeño descanso de cinco minutos en el que Alaska cambió su vestuario, pudimos disfrutar de un interludio de baile al puro estilo Vogue de los Ballrooms de Nueva York con dos de los cuatro bailarines del grupo. Tras la vuelta de la cantante, sonaron Disco Sally, El rey del glam, Un boomerang, Miro la vida pasar y Desafíame; dejando claro que el concierto no se iba a basar en sus últimos trabajos discográficos, sino que pequeñas joyas como Desafíame o El Rey del Glam iban a volver a la pista esa noche. Le siguieron Coches de choque, Dramas y comedias, Ni tú ni nadie y Espectacular.

Terminada la segunda parte del concierto, Fangoria marcha del escenario a prepararse para encauzar la tercera y última parte del show. El público comienza a cantar a coro la mítica canción A quién le importa; parece que no tienen previsto moverse del concierto hasta que el tema resuene en los Jardines de Pedralbes.

Fangoria vuelve a escena y finaliza el repaso de extrapolaciones con Los amigos que perdí de Dorian y ¿Quién te has creído que soy?; una de las dos preguntas (nuevas canciones del grupo) incluida en el álbum Extrapolaciones y dos preguntas (1989-2000).
Le siguen Fantasmagoria, la única canción que les faltaba por presentar del álbum Existencialismo Pop (2021) y, sus dos celebrados éxitos Perlas ensangrentadas y Llorando por ti.

El concierto llegaba a su fin y, tras varios intentos de la organización por mantener a todos en su butaca, finalmente retiraron la prohibición de bailar de pie en la butaca para que pudiéramos dar rienda suela y disfrutar de la última canción de la noche que fue, como no podía ser de otra forma, la esperada A quién le importa. El público agradecido, por fin, acabó de pié saltando, bailando y coreando la última canción tras contenerse (alguno más que otro) durante toda la noche. Un broche de oro perfecto para una de las noches más esperadas del Festival Jardins Pedralbes de este 2021.

Como la misma Alaska comentó: «Gracias, no podíamos empezar mejor la vuelta a los escenarios». Yo, añadiría, gracias público por comportarse durante toda la noche en un concierto en el que todos queríamos bailar y cantar, demostrando que la cultura y los conciertos pueden volver a programarse en la ciudad condal con toda la seguridad que nos caracteriza. Y gracias a la organización por el esfuerzo de levantar de nuevo unos conciertos que necesitamos más que nunca.

Crítica realizada por Norman Marsà

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