El Teatre Apolo de Barcelona programa hasta el próximo 11 de julio Llévame hasta el cielo, una comedia divina de Nacho A. LLorente dirigida por Juan Carlos Rubio con Lolita Flores y Luis Mottola. Un encuentro fortuito, divertido y cercano que hará reflexionar sobre el concepto de libertad desde múltiples perspectivas y convertir lo imposible en realidad.
Imagina que lo has perdido todo. Imagina que tu vida ha quedado completamente vacía. Imagina que el mundo, las personas y el futuro te han abandonado para siempre. Imagina que no te queda nada por lo que vivir. Nada.
Marcelo está dispuesto a hacerlo. Va a matar a su mujer. Va a matar a su amigo del alma. Va a subir a ese maldito ático que roza el cielo y va a acribillarlos a balazos. Y, después, va a saltar desde la terraza para marcharse de este mundo y seguir persiguiéndolos en el mismo infierno. Pero alcanzar su destino tiene un precio y Marcelo va a tener que pagarlo. En su ruta hacia su destino un asfixiante ascensor se detiene, sin explicación, a cientos de metros sobre el vacío.
Llévame hasta el cielo es una obra desenfadada y ligera. Un texto corto y sencillo ideal para esas tardes veraniegas cuya intención es pausar durante un rato nuestras vidas y olvidarnos de todo.
El texto de Nacho Llorente se mueve entre la comedia y el realismo mágico. Un ángel (Angela) adicto a las compras y fan de Clark Gable, Cary Grant y el cine clásico en general, Lolita Flores, es llamado para detener un acto vengativo que puede hacer cambiar el destino de su ejecutador (Marcelo), Luis Mottola. ¿Es Angela el ángel más adecuado para el trabajo? Bueno, parece ser el único que estaba disponible en este momento… Su «saber hacer» creará situaciones divertidas y caóticas a partes iguales que harán sonreír al público bajo sus mascarillas mientras enloquece a Marcelo.
Angela es un personaje que encaja perfectamente con Lolita Flores. Incluso parece haber sido escrito para ella. Tiene todo lo que nos gusta de ella: el siempre pa’lante y poder con todo, ese desparpajo natural y ese cercano sentido de humor con el que nos enamora en televisión dónde consigue salir airosa de cualquier situación. Cómoda sobre las tablas, se nota que disfruta con el personaje y juega con él.
Por otro lado, en escena podemos disfrutar también de Luis Mottola, quien nos presenta un personaje desencantado y lleno de rabia. Un perdedor con no muy buenas intenciones cuyo encuentro angelical le servirá para replantearse su vida. Aunque el texto parece ser escrito para que sea el ángel el que brille en escena, Luis Mottola tiene grandes momentos de disfrute. Efectivamente, el momento del intercambio de roles es el más recordado por el público a su salir y, aunque es un gran cliché que roza la caricatura, es realmente de agradecer llegar a dicho nivel cómico en un momento en el que la obra queda estancada en su sentido dramático. Él consigue que el público reconecte con una obra cuyo ritmo narrativo decae por momentos.
Llévame hasta el cielo no es una obra de la que salir cavilando sobre el sentido de la vida sino que, todo lo contrario, es un divertimento para disfrutar en las tardes veraniegas donde lo que te apetece es pasear, tomar algo y disfrutar de una obra de teatro que te haga olvidar las preocupaciones personales que puedas tener. Y, la verdad, eso lo cumple.
Crítica realizada por Norman Marsà