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11.05.2021 Críticas  
¿Por qué no hiciste nada?

Bàrbara Mestanza nos sitúa con valentía y claridad en el Teatro de la Abadía (Madrid) frente a la realidad de los abusos sexuales. Un relato en primera persona sobre aquello a lo que menos atención prestamos, a cómo se sintió la víctima cuando la violentaban, cómo convivió en silencio con aquel dolor y cómo fue el proceso de darlo a conocer.

En nuestro país se denuncian cada mes más de mil agresiones y abusos sexuales. No hace mucho tiempo Bàrbara Mestanza acudió a una comisaría e interpuso una de esas demandas. Una experiencia física y psicológicamente violenta que no se limitaba al momento y lugar en el que ocurrió, sino que desde entonces la acompañaba allá donde fuera con el riesgo de apoderarse de su energía, ánimo y vitalidad. Tras tiempo y esfuerzo fue capaz de colocar dentro de sí lo que le sucedió, y a través de quién es -directora, dramaturga y actriz- lo ha exteriorizado en este proyecto dramatúrgico que se estrenó el pasado mes de diciembre en el Festival Temporada Alta.

Labor que ha realizado cuidando y relacionando con detalle los tres enfoques que ha trabajado. El de su vivencia personal, siendo objetiva, seria y austera tanto consigo misma como en su acercamiento a los hechos. El de la investigación, intentando relatar con precisión qué fue lo que le sucedió, por qué ocurre tan a menudo y cómo es que tardamos tanto en conocerlo. Y el de la teatralización, la puesta en escena de esta trinidad psicológica, sociológica y artística en un montaje inteligente y empático en lo humano, con un tono dinámico y valiente tanto en el tono de su escritura como en la manera de convertirlo en un espectáculo de dos horas que deja atónitos a sus espectadores.

Nacho Aldeguer está sobresaliente como introductor a la historia, como también después complementando a Bàrbara a partir del momento en que ella toma la batuta de la representación. Su capacidad física e interpretativa deja claro desde el primer momento que estamos ante algo que no pretende solo epatar por su contenido, sino por la manera en que nos involucra. Primero sentir y después conocer para llegar a tomar conciencia, tal y como les ocurre a las víctimas. El relato de Mestanza es doble, lo que le pasó y el desnortado viaje emocional en que se vio sumida a partir de aquel día. Ese es el núcleo y el corazón de su propuesta, lo verdaderamente importante y lo que exige que tantas mujeres como ella hayan de contar con nuestra atención, cariño y cuidado, y no con nuestros interrogantes inquisitorios, exigencias de pruebas y juicios faltos de todo tacto.

Un viaje teatral que desde el momento cero se revela como una sinfonía de recursos, tonos y registros musicales, cómicos, esperpénticos, televisivos, dramáticos y hasta performativos. Cambios de vestuario y adaptaciones escenográficas (Paola de Diego), un espectro de iluminaciones (Adrià Pinar) y sonidos (JUMI) que va desde lo más íntimo a lo estroboscópico, proyecciones audiovisuales (Marc Pujolar) insertadas con precisión y sentido. Un despliegue de creatividad que Bàrbara orquesta desplegando los muchos matices, reveses y sombras que tiene haber sido incapaz de actuar y de hablar, de entender la trascendencia, las implicaciones y las consecuencias de lo que le hicieron hasta que fue capaz de hacerse con los mandos de la situación. Y junto a todo ello, está su buen hacer logrando que el público haga suya su parálisis, su silencio y su huida, pero también el desagrado, el dolor y la rabia generada por esa bipolaridad de saberse víctima y, a la par, sentirse responsable y sentenciarse culpable.

Sucia -coproducción de Bella Batalla y Teatro de La Abadía– asume el riesgo de su propuesta y lo supera con éxito gracias a su sinceridad y a su ir de frente políticamente. Teatro necesario en estos tiempos convulsos de mentiras egoístas, posverdades manipuladoras y negacionismos interesados sobre tantos temas, como el de los resortes del heteropatriarcado, la realidad de la violencia de género y el pacto de silencio al respecto de buena parte de nuestra sociedad.

Crítica realizada por Lucas Ferreira

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