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26.04.2021 Críticas  
La clase como espacio alusivo del privilegio y la exclusión

Sixto Paz presenta su nueva propuesta en La Villarroel de Barcelona. Classe es un pieza de Iseult Golden y David Horan que, tras su estreno en el Festival de Edimburgo en 2018, llega a nuestros escenarios traducida y dirigida por Pau Carrió. El fallido y clasista sistema educativo en una triple confrontación interpretada por Carlota Olcina, Pau Roca y Pol López.

Carrió dirige la obra en consonancia proporcionada hacia las indicaciones del texto original. La perpetuación de las diferencias y las desventajas de clase formarían el núcleo de un debate que ya se refleja en la polisemia del título. Bajo la apariencia de una comedia social se plantea un choque educativo a tres bandas: profesorado y duplicidad en la tutorización tras la separación de los progenitores. ¿Cómo desde el espectro educativo se puede incidir en la casuística social? Esta cuestión se plantea durante el recorrido que esboza la función y en el desarrollo de los personajes. Sin embargo, lo más interesante de la propuesta será la formulación inversa, es decir, ¿cómo el enraizamiento social frena, obtura, enmarca e incide en las posibilidades de la educación? La estructura de la pieza propicia una secuenciación en paralelo que, puesta en escena, puede desconcertar en un principio pero que, sin embargo, cumple una función muy importante tanto hacia las intenciones del texto como hacia su desarrollo.

Se trata de la (no) evolución causal entre generaciones y la perpetuación de las diferencias desde la dificultad, obtusidad, incomprensión e incapacidad de ambos extremos. También de cómo los roles que de algún modo se representaron en este espacio en forma de aula repercute y se reproduce en el que más adelante ocuparemos en nuestra vida adulta. En este sentido, las interpretaciones de Olcina y Roca son convincentes en su doble naturaleza (facilitada también por la elección de las piezas de vestuario de Berta Riera), consiguiendo momentos de gran humanidad y comprensión hacia sus personajes, independientemente del tono imperante o código genérico de cada momento. Ambos tensionan muy bien las cuerdas entre sus personajes y el de un López que idea una sinfonía de gestos, tics e inflexiones vocales para interpretar al profesor y su viaje, desde un idealismo algo paternalista hasta la inmersión y compartición de sus propias frustraciones. En conjunto, la dirección apuesta por caracterizar a partir de la gestualidad y la actitud de los intérpretes antes que por una adecuación lingüística a los distintos registros más coloquiales o estándares del lenguaje.

Esta «estandarización» huye de la caricatura o el escarnio gratuito y nos sitúa en el terreno igualitario del debate y el diálogo. No en vano, Golden y Horan proponen una juego sobre la naturaleza esquiva del poder. Quién lo tiene, cómo lo demuestra y cómo la balanza se posiciona en función de las necesidades, los miedos y la posición (social y no) de cada momento. El trabajo de los intérpretes es, de nuevo, acorde y adecuado tanto hacia los requerimientos del texto como a las propuestas de dirección. Cómo las palabras utilizadas parecen enmascarar que los ideales penden de un hilo, tanto o más que las reacciones más dominantes desde lo físico, la burla o el insulto. La escritura y utilización del lenguaje, la retórica y la fisicidad para retratar todos estos matices de liderazgo/vulnerabilidad acercan los puntos argumentales e ideológicos al listado situacional. Todo queda claro y explicado a partir de la anécdota, sin desarrollarse en exceso fuera del conjunto. En esta ocasión, el espacio de Paula Bosch y la iluminación de Guillem Gelabert naturalizan tanto el lugar físico como la evocación del aula particular e interior que reside en nuestra memoria.

Finalmente, Classe nos sitúa en un terreno de giro constante entre forma y contenido. Si se despierta la reflexión del público asistente no dependerá tanto de la experiencia previa en cualquiera de los terrenos reflejados, educacional o (mono)parental, sino del tratamiento e interpretación de los distintos roles/personajes. En este sentido, la pieza se vincula de forma orgánica con el recorrido anterior de Sixto Paz tanto en lo referente a la elección como a la escenificación de los títulos, «ajenos» o escritos por Jan Vilanova Claudín.

Crítica realizada por Fernando Solla

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