Los Precursores ha sido mi segundo acercamiento a la Nueva Hornada de El Umbral de Primavera de Madrid, donde el fin del mundo ya no es un anuncio en un cartón, portado por el loco de turno, sino una realidad para tres hermanos que conviven en un bosque contando todas las historias que les dijeron que tenían que contar.
Solo el nombre de Luis Sorolla, en la autoría y dirección, ya fueron suficientes para poner el ojo en Los Precursores. Aunque si sigues profundizando en que Paola de Diego se encarga del espacio escénico y del vestuario, Daniel Jumillas en sonido y audiovisuales, y que la asesoría, como la de todo este ciclo de Nueva Hornada, es de [los números imaginarios]; esta producción de Esto Podría Ser involucra mucho talento individual que obran magia escénica unidos.
Sara Sierra, Rodrigo Arahuetes y Gabriel Piñero son los tres hermanos que han decidido serlo para hacer frente a la experiencia de ser los últimos habitantes del bosque en el que viven y del mundo tal cual ellos conocieron hasta que el cielo cambió de color, sus vecinos buscaban ayuda desesperada, y ellos fueron trasladados bajo una manta, en el asiento trasero de su coche, hasta esa tienda de campaña y ese contador electrónico que marca su día a día. Estos tres personajes de Los Precursores son las tres hermanas de Chéjov, tres niños perdidos de J.M. Barrie, y tres Desmond Hume en la estación El Cisne siguiendo su propia rutina numérica como aquel con el 4 8 15 16 23 42, para que todo siga igual, para que nada cambie, para estar preparados para lo siguiente.
Los Precursores es una experiencia escénica soportada en el excelente trabajo de dirección de Luis Sorolla y en tres intérpretes que reconocemos como esa familia elegida por ellos, con una dinámica de vida inocente e ingenua, ajena a la realidad que hay más allá del bosque. Son muchas las referencias teatrales, fílmicas y musicales que me vienen a la cabeza tras asistir como espectador a este campamento naif de tres hermanos Sherezade que están ahí para narrarnos las mil y una noches, o las 74645574 según anuncie el teleindicador.
No está buscado el sentimentalismo, ni la empatía, únicamente que el espectador entre en esa tienda de campaña mágica en la que se sueña con personajes de dibujos animados, y las personas reales de sus vidas pasadas se han ido diluyendo en una niebla eterna con el paso de los años. Nada es mas real que Scar y Pumba o que la letra de una canción de Jarabe de Palo o de La Fiesta; la ficción y la cultura popular salvan la existencia esclava de tres niños grandes refugiados en la nostalgia y su red de cuidados más próxima, viviendo de a poco, día a día, sin futuro.
Luis Sorolla ha creado una pieza que se dirige contra nuestra infancia y nuestros recuerdos, y la posibilidad de un pasado inventado y de un futuro que no llega; en el que solo hay presente, la inmediatez, y las historias, las palabras, pero las palabras que ya conocemos, porque no vamos a poder conocer ninguna más. Los Precursores es pura sostenibilidad, consumo responsable, y búsqueda del autoabastecimiento, economizando recursos emocionales y afectivos. O puede ser a la vez todo lo contrario, porque quizás el universo de Los Precursores nos ha llevado a la cultura del entretenimiento, a la explotación del show-business y la telerrealidad, con la que se llega a crear cierto vínculo afectivo, pero con el desapego facilitado por la pulsión de un botón en un control remoto.
Crítica realizada por Ismael Lomana