CAMPANADAS DE BODA de La Cubana ha vuelto al Teatro Tívoli de Barcelona para realizar sus últimos banquetes de boda. La compañía se despide de su último gran espectáculo en el mismo teatro que lo vio nacer. El equipo de En Platea ha entrevistado a su director, Jordi Milan, para que nos explique como ha vivido el éxito del espectáculo y los planes de futuro de la compañía.
Parecía que era el último montaje de La Cubana.
Bueno, esto lo dije en la primera rueda de prensa que realizamos al iniciar el montaje en Barcelona. Al decirlo sin tapujos, mucha gente nos instigó a que lo decíamos a nivel publicitario, como estrategia de marketing, pero de ninguna manera fue así. Fue un ejercicio de sinceridad con el público.
Es que hacer un espectáculo de La Cubana tiene un coste muy alto
La forma de trabajo de La Cubana es muy cuidada. Somos un compañía artesanal, tardamos mucho en construir un espectáculo, ya que lo hacemos de una forma determinada (como sabemos hacerlo) y todo tiene mucho coste. Tal como está el panorama teatral, una compañía como la nuestra no tiene mucho futuro. Tontos no somos; ya vemos que nuestra forma de trabajar no se sustenta actualmente. Pero siempre hemos funcionado así porque se compensaba con la idea de que explotábamos mucho los espectáculos. Por ejemplo, antes, íbamos a todos los pueblos, ya fuesen grandes o pequeños, nos encanta poder llevar nuestras obras a todos los lugares de España, pero esta época ya ha pasado. Ahora ya no podemos hacerlo así, no hay dinero y los teatros no pueden pagar bolos.
Y aun sabiendo esto; decidís tirar adelante un nuevo proyecto
Sí. Por que nos gusta hacer teatro. Decidimos estrenar un espectáculo, CAMPANADAS DE BODA, así que invertimos todo lo que teníamos, teniendo claro que si no salía bien, tendríamos que plegar. Queríamos ser consecuentes con nuestras acciones así que pensamos que sería mejor decirle al público que podía ser nuestra últio montaje cuando empezamos que no que un día se enteren que La Cubana ha cerrado y no sepan porqué.
Pero esta vez no ha sido el caso.
Exacto, esta vez no ha sido el caso. Si hubiese ido mal, ya hubiéramos cerrado. Hemos de pensar que ahora en esta gira no hemos ido contratados. Hemos ido nosotros pagando alquileres, la publicidad, los hoteles… todo lo que comporta una gira. Ha funcionado, pero si una de las plazas no hubiese funcionado, hubiese echado por tierra todos los otros lugares en los que sí ha ido bien. Es mucho riesgo.
El éxito ha quedado claro. ¿Cómo ha cambiado esta idea dentro de la compañía?
Ha ido muy bien. Estuvimos un año en cartel en Barcelona y, como mínimo, recuperamos todo lo invertido; ya después hemos sobre-vivido. Ahora como mínimo tenemos el margen de poder hacer una nueva obra si quisiéramos.
La Cubana siempre convierte un acto social o situaciones cuotidianas en algo loco y divertido. ¿Cómo se os ocurrió hacer una boda?
La Cubana consideramos que el ser humano hace mucho teatro en su vida, en el trabajo, en casa, de compras… y a nosotros, nos gusta llevarlo a los escenarios. Nosotros le llamamos teatro familiar y, el mayor ejemplo de este tipo de teatro es una boda. Una cena de empresa o una cena de navidad con la familia es muy teatrera también. Una vez, con Televisión Española, hicimos una retransmisión de una cena de navidad (Telecena) y tuvimos muchos frentes para utilizar porque tenía mucho teatro.
Sobre por qué una boda, hemos de decir que el ejemplo de una boda puede que sea el más claro porque nos vestimos de una forma determinada y hacemos cosas que no haríamos nunca. La organización de una boda es como montar un espectáculo teatral amateur. Es como hacer “Els Pastorets”. Están un año preparándolo y todo el mundo sabe que papel le toca hacer. Todos lo hacen así porque si no lo hiciéramos de esta forma, no parecería una boda. Hay que hacer unos ritos que nos hemos creado nosotros mismos y no sabemos porqué; pero hay que hacerlos.
CAMPANADAS DE BODA es un montaje divertido y fresco. Tanto que algunos actores tienen varios personajes y a veces cuesta distinguirlos.
Y en este montaje, menos por uno o dos actores, es en el que menos cambiamos. Hemos realizado otros montajes que había mucho más lío en este tema. Por ejemplo, la Meritxell, hace como dos o tres personajes diferentes pero se cambia como 15 veces en cada función, y luego hay otros personajes como la madre y la tía de Violeta que siempre están en escena; que puede que sea la primera vez en La Cubana que mantenemos tanto unos personajes y los actores no cambian de registros.
Lo mismo ocurre con la cuarta pared. Si que hemos hecho programas de tele y demás pero nunca habíamos hecho una obra con una cuarta pared, siempre, todo se explicaba al público. Siempre ha habido un diálogo. Con “Mamá quiero ser famoso”, con “Noche de Opera”, con “Cegada de Amor”… con todos, el público lo tenías participando siempre.
Y el guión, parece muy cotidiano pero tenemos la sensación que no da lugar a la improvisación.
No. Está todo milimetrado. Pero aun así, nuestro concepto de espectáculo no es un espectáculo cerrado en sí. Si que siempre se dicen las mismas cosas. Yo no me pierdo ninguno de los espectáculos que hacemos y siempre miro y remiro como se dice todo. Lo que si que pasa a veces es que se incluyen cosas nuevas. Pero improvisar por improvisar no está permitido. El actor debe saber hacerlo, sobretodo en la segunda parte que tiene el juego con el público y puede ser más difícil de llevar pero debe saber reconducirlo y llevarlo de nuevo al punto donde debe estar. Sino no sería teatro, sería un “Happening”.
Somos un espectáculo cerrado y muy milimetrado porque sino no dan los tiempos para que los actores se cambien; a veces faltaría tiempo y otras veces sobraría demasiado. El secreto de La Cubana es que ha de parecer que los actores improvisan pero internamente ha de ser un reloj. Todo está muy muy muy medido.
Pero está todo tan medido y preparado que, en el caso de CAMPANADAS DE BODA, incluso habéis adecuado el acento de los personajes principales a cada plaza a la que habéis acudido.
No todos pero un grupo considerable ha realizado cambios en sus guiones dependiendo del lugar en el que estrenábamos. Cada vez que llegábamos a una plaza se hacía una adaptación del guión, que los actores recibían anteriormente para prepararlo y, al llegar a la ciudad, se trabajaba durante dos o tres días con profesores de fonética las entonaciones correspondientes.
¿Solo dos días?
Sí, dos días. Incluso, hubo un lugar, Gijón, que no teníamos un trabajo previo hecho y los actores se lanzaron y quisieron adaptarlo a bable, un cambio bastante complicado. Tenía que sonar auténtico.
A mi no me gusta como suena cuando quieres hacer una imitación de un acento, queda muy extraño y raro y, nosotros queríamos hacerlo bien, no una burda imitación. Tenía que sonar bien, decir las palabras justas, buscar los giros del idioma, etc. Ha sido una cosa muy interesante ya que no lo habíamos hecho antes. Ha sido un reto y el público lo agradece.
Habéis hecho teatro, televisión, eventos… ¿Qué le queda por hacer a La Cubana?
Teatro. Es que el teatro no se acaba nunca.
¿A cualquier cosa le puedes sacar punta?
Sí, yo pienso que sí. Yo es que no me dejo de sorprender con todo lo que me voy encontrando. Cada vez que me despierto por la mañana, siempre hay algo que me sorprende; leyendo el diario, viendo la tele… (bueno, la tele ya tiene lo suyo). Pero me sigo sorprendiendo de muchas cosas al día, de situaciones raras… y pienso, si me sorprendo yo; la gente también puede sorprenderse.
Los temas no se acaban y el teatro es el teatro. A mi cuando me dicen: Hay crisis en el teatro; yo pienso: sí, pero el teatro no morirá nunca. Existe desde que existe el hombre, al ladito. Yo no soy religioso pero cuando crearon a Adán y Eva, pienso que a su lado ya crearon el teatro. El que sí que puede que entre en crisis es la manera de recibirlo (más que de hacerlo). La gente a lo mejor no vendrá a los templos y lo verá de otra manera pero el teatro es la vida, mientras haya vida… queda mucho para hacer.
Como decías antes, cada vez es más difícil hacer teatro por motivos económicos. ¿Cómo capeáis este hándicap desde La Cubana?
Pues la verdad, ni lo sé. Realmente nosotros vamos haciendo. Nosotros, durante estos 34 años que llevamos hemos podido ir viviendo porque el público nos ha ido ayudando, siguiendo, y porque tenemos una forma de hacer muy artesanal; lo que a otro le costaría 500.000 a nosotros nos cuesta 50.000.
A parte de eso, es muy complicado. A mi me gusta el teatro, me gusta crear pero no tener una empresa. No me gusta que La Cubana sea una empresa porque desvirtúa lo demás. Hemos ido haciendo y cada vez se nos complica más. Nuestra forma de trabajar es diferente pero es que no sabemos hacerlo de otra forma.
Dicen que de una boda sale otra. ¿Ya planeáis nuevos montajes?
Muchos pero no tiene ningún valor. Un espectáculo te lleva a otro sin saber porqué y quién sabe qué será lo siguiente. En estos tres años de CAMPANADAS DE BODA han salido tres nuevos espectáculos más, y junto a otro que tenemos aparcado para realizar algún día, ahora tenemos dónde elegir pero esto no me preocupa.
Desde la compañía consideramos que cada inicio de montaje es empezar de cero. Sí es verdad que La Cubana es conocida y hemos tenido la suerte de que a la gente le gustamos, hemos conectado con varios tipos de público, ahora vemos como los que inicialmente venían a vernos traen a sus hijos y estos a sus hijos; pero aun así, es como empezar de cero. Cada espectáculo es una vuelta a empezar. La Cubana es un conjunto de inercias y debemos juntarlas para tirar adelante una nueva historia.
No te pierdas CAMPANADAS DE BODA en el Teatro Tívoli de Barcelona hasta el 3 de Agosto. Entradas a la venta en puntos habituales.