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07.03.2021 Críticas  
La ópera al servicio de la música

El Gran Teatre del Liceu de Barcelona ha acogido el estreno en España de la ópera contemporánea Lessons in Love and Violence, con música de George Benjamin y libreto de Martin Crimp. La ópera que, actualmente puede disfrutarse en la ciudad Condal, viajará al Teatro Real de Madrid donde podrá verse a finales de Abril.

Lessons in Love and Violence, del compositor George Benjamin y texto de Martin Crimp, se inspira en la obra literaria Edward II de Christopher Marlowe. La ópera, con una sencilla y resolutiva puesta en escena de Katie Mitchell, expone el abandono de responsabilidades de un gobernante entregado a su propio disfrute.

La obra contemporánea de Christopher Marlowe está inspirada en un episodio real de la Inglaterra del siglo XIV. Eduardo II Plantagenet (1308-1327), recién coronado rey, se obsesionó con Piers Gaveston -algunas teorías apuntan que fueron amantes- , y su favoritismo en atribuirle importantes parcelas de poder ayudó a desestabilizar la solidez del reino, poniéndose en contra la aristocracia militar. Al final los nobles conspiraron para que Gaveston fuera desterrado del reino y el rey abdicara en beneficio de su hijo, el futuro Eduardo III, el cual durante el proceso de humillación y de derribo de su padre aprendió varias lecciones valiosas sobre el amor y la violencia. Por su parte, la ópera de George Benjamin y Martin Crimp, es una impactante y nueva revisión del drama, obviando las referencias históricas y poniendo el foco en las profundidades psicológicas de los personajes y sus relaciones personales.

Lessons in Love and Violence ofrece un texto de alta calidad con una clara una advertencia moral basada en la ambición de poder y el control, y cómo esta obsesión puede llevar a los hombres a la locura, la deslealtad y la soledad. Un tema que se acompaña magníficamente bajo el paraguas de la mentira, la manipulación, el amor y la violencia. Las acciones que transcurren en escena están tan bien hiladas que hace que tan solo puedas puedas despegar la vista de escena cuando el telón baja en los cambios de cuadro. Es adictiva.

Musicalmente dirigida por Josep Pons, Lessons in Love and Violence presenta una partitura extraordinaria llena de efectos y colores que despierta nuestras emociones. La composición es tan rica que el teatro ha tenido que prescindir de las primeras cuatro filas de platea para emplazar a la totalidad de la orquesta del Liceu bajo un control exhaustivo de seguridad. Debido a la actual pandemia, deben garantizarse las distancias mínimas de seguridad entre los músicos, pudiendo utilizar la totalidad de la importante sección de viento. Las secciones de cuerda y percusión pueden llevar mascarilla pero las secciones de viento quedarían imposibilitadas en su caso.

Como el mismo teatro indica, una pieza como Lessons in Love and Violence pide cantantes excepcionales, ya que la música vocal de Benjamin exige una dimensión dramática bien trabajada y el control firme de la respiración. Y el elenco elegido para la ópera (casi el mismo que la estrenó en Londres en 2018), tiene una técnica excepcional que eleva aun más si cabe la perfección de la obra.

El compendio creado entre el barítono Stéphane Degout (El Rey) y el bajo canadiense Daniel Okulitch (Gaveston; el amante del rey) es majestuoso. Sus diferentes voces empastan perfectamente en los duetos en los que podemos disfrutarlos y, actoralmente, podemos disfrutar de esa atracción fatal entre ellos desde el primer minuto que los vemos en escena. Esa tensión sexual que se respira y como Gaveston disfruta con el castigo y la dominación que su rey le infringe en secreto, hace que la partitura y el texto se eleven a un nivel adictivo.

Por su parte, la soprano Georgia Jarman toma, de nuevo, las riendas bajo el exigente papel de Isabel. Disfrutarla en escena es sencillamente mágico. Solamente interpretando corporalmente a la reina desdichada, engañada y con su vaso de alcohol en mano para ahogar una no-tan-ya escondida pena, es absolutamente disfrutable. Si, además, escuchamos las partes cantadas, no podemos más que enamorarnos de ella y de su absoluta perfección. En su rango medio ella es fantástica pero en los rangos altos de la partitura… sencillamente no he encontrado cantante alguna que pueda desafiarla en control, técnica y belleza. ¡Brava! Junto a ella, el tenor Peter Hoare, quien defiende el personaje de Mortimer, nos muestra su capacidad de manipulación para salirse con la suya poniendo a la reina en contra de su «marido» y guiándola hacia un final que ni ella misma se espera.

Por último, destacar la participación del contratenor Samuel Boden quien, de nuevo, repite participación como hijo. Su participación en la ópera, como su papel en sí, solo destaca en el cambio que realiza hacia el final del último cuadro cuando empodera en él la adultez y las enseñanzas que sus padres y mentores le han inculcado involuntariamente durante toda la ópera. Podemos verle pasar de un miedoso niño a un adulto cruel que piensa que el amor es dolor y que el dolor y el sufrimiento es la única salida a un sociedad corrupta. Aunque durante la casi totalidad de la obra su personaje queda relegado a hacer nada, los últimos 10 minutos son puro oro.
Lo mismo ocurre con su hermana, la actriz Ocean Barrington-Cook, que en toda la obra no articula palabra pero que, en los últimos minutos de la ópera nos sorprende con su gran cambio de paradigma y actitud. Sinceramente, da miedo ver el cambio al crecer psicológicamente y ver en lo que se convierte. Hubiera deseado poder seguir viendo la ópera a partir de ese preciso momento.

Si bien es cierto, cuando escuchamos la partitura que firma George Benjamin, nos damos cuenta que la historia está altamente basada en ella. Los cambios que la obra realiza a través de su historia y su dramaturgia está básicamente marcada por la orquesta. El contraste de sonidos al servicio de la crueldad es lo que realmente marca el ritmo de la ópera; aunque también tiene momentos para la reflexión, la belleza y la calma. Momentos desconcertantes y de alta belleza que no muestra una orquesta en momentos como el diálogo final entre Isabel y su hijo, donde se explora la tesitura vocal más alta de madre e hijo; un juego de contrastes entre agudos exigentes y estallidos orquestales que dejan claro que es la música orquestal la que está a cargo del drama y lo guía y no al revés.

Lessons in Love and Violence de George Benjamin y Martin Crimp es una ópera contemporánea de nueva creación que nos muestra hacia dónde se dirige este género teatral en los tiempos actuales. Al parecer, como ocurrió con «Written on Skin», George Benjamin vuelve a jugar las cartas de la orquestación convirtiendo la historia en la excusa para tratar de emocionar y sorprender con la música.

Crítica realizada por Norman Marsà

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