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22.01.2021 Críticas  
Eufemismos paliativos

El Teatro Fernán Gómez de Madrid programa Rita, un texto de Marta Buchaca, dirigido por Lautaro Perotti y que cuenta con el atractivo de estar protagonizado por uno de los grandes de la escena actual, Carlos Hipólito. Montaje desigual que deja sabor a poco. Temas profundos tocados muy de refilón y con eufemismos.

El texto de Marta Buchaca nos presenta a Julia y Toni, son hermanos y se encuentran visitando a su madre en lo que intuimos una residencia. Pronto descubriremos que la madre está en una situación de enfermedad irreversible. A la vez que esto ocurre, Rita, la perra de Toni, enferma gravemente y los consejos veterinarios optan por el sacrificio de la mascota, con tal de evitarle mayores sufrimientos. Para mayor coincidencia, Rita es también el nombre de la progenitora.

Esa situación hace que entre en juego el derecho a la muerte digna, la necesidad o no de comunicar el fatal e inevitable desenlace. La conveniencia de decirlo abiertamente o más bien suavizarlo con los consabidos eufemismos. Lo de “ir arreglando papeles” como sentencia de muerte.

Toda la función tiene un tono de comedia dramática. El personaje hipocondriaco del hermano, la hermana que trabaja en cuidados paliativos, pero que es incapaz de tomar decisiones personales. Todo es un buen caldo de cultivo para algunos momentos entre divertidos y otros más dramáticos, aunque nunca llegan a explotar de una manera creíble. Se toca demasiado sin profundizar de verdad. El final es el esperado e inevitable, y aunque hay emoción, se queda en la superficialidad.

Destacable el papel de Carlos Hipólito, a quien acabamos de ver interpretando a un maléfico Macbeth. Es notable el paso de la maldad shakesperiana a este hombre acomodado, algo anodino. Tiene Carlos el pulso de la comedia, y son los momentos en los que la obra coge más altura. El drama queda un poco más desdibujado, pero quizá más por lo que cuenta que por la manera de interpretarlo. Acompaña a Carlos Hipólito Mapi Sagaseta, la hermana que aparenta dureza, pero que se rompe recordando a su madre. Mapi está correcta en su interpretación, pero una vez más nos faltan capas en el personaje.

Destacan la escenografía del sello Alessio Meloni, inconfundible. Y la siempre preciosa luz del maestro Juanjo Llorens, que es capaz de hacernos ver fuegos artificiales.

Rita es un producto con recorrido, por tener en cartel a un gran actor y por no querer ser transgresora ni incomodar en exceso. Es un montaje amable al que yo le habría pedido algo más de arrojo y agallas.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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