Àngel Llàcer y Iván Labanda protagonizan el musical La Jaula de las Locas en el Teatre Tívoli de Barcelona. Poco antes del inicio de la segunda ola de la pandemia que obligó a cerrar los teatros, EnPlatea tuvo la oportunidad de entrevistarles sobre su vuelta a la ciudad condal. Ahora que los teatros vuelven a subir sus telones, os dejamos con la entrevista que les realizamos.
Vuelve La Jaula. Vuelve con nuevas coreografías…
Àngel Llàcer: ¡Hombre!
Nuevo vestuario. Nueva iluminación…
Àngel Llàcer: ¡Bueno!
Pero con la misma alma de fiesta. Una fiesta ¿necesaria en estos tiempos?
Àngel Llàcer: Sin duda. Tú piensa que ahora, la gente no puede hacer nada. La única cosa que puede hacer es coger a su compañero de piso, a su marido, a su mujer… con quien quiera que viva de su grupo estanco y le diga: ¡Nen! Al teatro. En un momento en el que ni nadie puede comerse un nigiri, puedes ir al teatro. Un lugar seguro (donde te van a lavar las manos, te van a sentar separado, vas a mirar la función con la mascarilla, te vas a reír y te vas a ir a tu casa feliz). ¿Cómo no va a ser necesario? ¡Es vital! Y ahora nos vamos a dar cuenta de la importancia de ello. Vamos a ver que el pasárselo bien, el ser feliz y el dejarte llevar es importante.
Iván Labanda: Porque a lo largo de la historia siempre hemos visto que el teatro es algo muy necesario. En tiempos de guerra ha sido necesario, en una pandemia también es necesario (dice jocoso con voz de señora mayor).
Àngel Llàcer: Claro que sí. (ríe)
Esta nueva puesta en escena, ¿es un nuevo comienzo para el musical o es que a Zaza le gusta renovarse constantemente como a Madonna?
Àngel Llàcer: Creo que es un poco eso; hay que ir renovando. Menos el elenco que me encanta, solo hay un bailarín nuevo que lo cogimos por su físico (él e Ivan ríen).
Pero los bailarines de la puesta en escena de Madrid y Barcelona son diferentes, cierto?
Àngel Llàcer: Sí, hay bailarines que teníamos allí que se han quedado allí y los de aquí son los de aquí. Pero ahí nosotros ni pinchamos ni cortamos. Miryam Benedited es la coreógrafa y la encargada de decidir qué bailarines están en la compañía. Pero los demás, somos los mismos. Eso sí… más mayores.
Pero con nuevas pieles. Nuevos trajes, nuevas luces, nuevo todo
Àngel Llàcer: Sí. Es como cuando vives en un piso y dices: ¿Pintamos?. Pues venga… ¡pintemos!
El inicio de la pandemia os pilló actuando en Madrid y las funciones se detuvieron (como es lógico). ¿Porqué volvéis a la carga en Barcelona y no en Madrid? Podríais haber recuperando las funciones perdidas
Àngel Llàcer: ¿Qué prefieres, la verdad o la mentira? (ríe). Voy a darte la verdad. Porque queríamos volver a Barcelona. Es nuestra ciudad, donde estrenamos, el teatro donde nos sentimos como en casa. Es como cuando juegas un partido de fútbol, que no es lo mismo jugar en casa o fuera de casa. Eso no quiere decir que Madrid no nos acogiera bien porque realmente a la gente le encantaba y lo disfrutaba mogollón. Incluso más que aquí, ya que allí la gente era más entusiasta. Pero vivimos aquí.
¿Pero la idea de volver a Madrid tras el nuevo inicio en Barcelona está ahí?
Àngel Llàcer: Uiii. Ahora mismo estamos aquí hasta que nos eche el teatro, es decir, el público; o la pandemia. Y si nos echa la pandemia, aguantaremos y volveremos.
Como actores y director, ¿qué esperáis de esta vuelta?
Àngel Llàcer: ¿Qué prefieres, la verdad o la mentira? (ríe). La verdad es que estamos todos un poco raros. Porque es como si estuviéramos haciendo palomitas mientras que la gente está esquivando obuses y con las sirenas bajando al metro.
Iván Labanda: (ríe). Me lo estoy imaginando.
Àngel Llàcer: Tú sabes que las palomitas nos hacen muy felices y es genial hacerlas y disfrutarlas. Pero ostia, estamos extraños porque es un «ven, ven que lo pasarás bien», pero conscientes del momento que estamos viviendo. Es una sensación muy extraña. La felicidad no es plena. Puede que en unas semanas seamos unos desgraciados porque nos haya podido la tristeza, O puede que lo estemos petando y seamos unos vencedores.
Iván Labanda: Yo creo que será lo segundo.
Àngel Llàcer: Yo también lo creo. Creo que la gente se lo pasara tan bien que vendrán y lo disfrutarán aun más que antes. Si ya no podemos ir a pasear a la montaña por la masificación de gente, pues oye, ¡venir al teatro!
Iván Labanda: También nos recorre de forma permanente una sensación extraña. De repente, salir al escenario y exponerte, hacer teatro con esta obra que es tan catártica y emocionante, al final hay un algo que nos inquieta y nos deja sensibles. Estás aquí, dándolo todo en escena pero luego sales del teatro y es como si fueran las cuatro de la madrugada porque no hay nadie y es todo muy extraño. Sales de aquí que has abierto tu corazón, tus entrañas y es todo tanto raro.
Àngel Llàcer: A mí me da la sensación que es como subirte al Dragón Khan o al Shambala y cuando sales, te das cuenta que está el Portaventura cerrado. Ha pasado muy poco tiempo desde que subiste y bajas de la atracción y no hay nada. Nadie. Sales del teatro camino al coche y te das cuenta que no hay nadie. Es una situación muy extraña.
Os entiendo perfectamente. Es más, habéis tenido que avanzar horarios ya que por el toque de queda ya no puedes hacer nada a partir de las 23 horas. Por no poder, no podemos hacer ni ir a cenar fuera
Àngel Llàcer: ¡Exacto! No puedes ni ir a cenar.
Iván Labanda: Y más con esta obra que te invita a celebrar la vida. A estar con los tuyos. Te da mucha energía, una vibración de alegría que te recorre el cuerpo y, tras ello, sales de aquí con ganas de tomarte una copa en compañía de los tuyos; pero no puedes. Y es como… bueno, pues nos vamos a casa.
La Jaula es alegría, jolgorio, desenfreno… Y, para desenfreno, la media hora de juego que Zaza tiene con el público a medio espectáculo
Àngel Llàcer: ¿Media hora? Si solo fuera media hora…
Iván Labanda: Bueno, a veces ha sido más, mucho más.
¿A cuánto has llegado en ese momento sin guión de la función?
Àngel Llàcer: 45 minutos…
¿En serio?
Àngel Llàcer: Sí, sí, sí…
Iván Labanda: Y en doblete (ríen)
Àngel Llàcer: Ahora no sé cómo me lo voy a hacer. Yo creo que no voy a poder pero… bueno, o sí. Yo tendré un reloj con la hora en la que tenemos que acabar y bueno, intentaré ajustarme. (ríe)
Iván Labanda: A las 23 horas todos en casa. Ya veremos cómo nos lo hacemos. (ríe)
En definitiva, podemos decir que La Jaula forma parte de la ayuda para volver a la rutina normal
Iván Labanda: Sí, eso esperamos. Como mínimo a recuperar la ilusión en estos momentos de incertidumbre. Olvidarse un poco de todo y recordar un poco que… otra vida es posible (ríe).
Entrevista realizada por Norman Marsà