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23.11.2020 Críticas  
Las cicatrices del confinamiento

La selección del 38 Festival de Otoño en Réplika Teatro no ha hecho mas que provocar llenos y “entradas agotadas” y el formato en streaming ha sido la única opción para ver el nuevo proyecto de Viviseccionados, Los planes de Dios, con una única cita en la que Jose Andrés López comparte las emociones que la actual crisis sanitaria le ha provocado.

La fantástica propuesta del Festival de Otoño de implantar su Plataforma para disfrutar de los montajes en streaming como alternativa a los llenos o el hipotético caso que llevase a las compañías a no poder representar con público, ha sido un acierto en todos los niveles y hasta he podido comprobar la rapidez de respuesta ante un problema técnico como que el navegador expulsase mi código de acceso de forma continuada: aplaudo al personal de soporte por la casi inmediata resolución, pero no impidió que me perdiese el prólogo de Los planes de Dios.

Desde mi primer Viviseccionados no he fallado a ninguno de los proyectos que Jose Andrés López ha presentado, y desde esa breve veteranía recibo Los planes de Dios no ya como su proyecto más maduro, ya que los resortes narrativos que reconozco tan propios aquí vuelan por los aires y representa Los planes de Dios como un vómito creativo provocado por una situación adversa sin digerir; una arcada amarga que sorprende por su sinceridad e inmediatez, enmarcado en la iniciativa Confín, del Festival de Otoño, impulsando la creación de diez obras desde los espacios de confinamiento de sus creadores.

No se puede decir que en Los planes de Dios no encuentre esa cohesión temática con trasfondo oscuro y doloroso que reconozco en todo el teatro de Viviseccionados, pero la violenta furia y el desgarro que hay aquí nunca ha sido tan crudo como en esta confesión fetichista y casi pornográfica, que no solo parece responder a este encierro al que nos hemos visto sometidos y que unos hemos llevado mejor que otros; la sensación de secuestro, desapego, y derrumbe de valores y de vínculos sexoafectivos se une a una crisis generacional que, sin tener en un primer momento la certeza de la edad de Jose Andrés, grita “crisis de los 30”.

La ambientación sonora de Carlos Gorbe es sucia, marginal y aciaga: en resumen, una maravilla. Las creaciones visuales de Virginia Rota se pierden en la retransmisión en streaming y no se aprecian en absoluto (una pena), no como la escueta pero poderosa creación escénica de Llé Godoy con la complicidad de Jorge Colomer en la iluminación. La atmósfera hedonista y oscura de Los planes de Dios es perfecta, aún recogida a través de una pantalla de televisión, y este sacrificio carnal que acomete Jose Andrés López es un hito de su trayectoria, que aunque pueda llegar a perder vigencia, precisamente por la inmediatez y la concreción temporal, servirá como claro ejemplo de declaración sincera ante la recurrente pregunta “¿qué tal has llevado el confinamiento?”

Crítica realizada por Ismael Lomana

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