novedades
 SEARCH   
 
 

04.11.2020 Críticas  
In memoriam

Ópera de Tenerife abrió la temporada el pasado 24 de octubre y coincidiendo con el día mundial de la ópera, con Requiem, de Gaetano Donizetti, en memoria de los fallecidos por la pandemia. El Auditorio de Tenerife acogió este concierto emotivo y especial con un rico grupo de voces e instrumentos.

Esta obra del bel canto italiano fue creada por Donizetti con motivo del fallecimiento repentino de su gran amigo el compositor Bellini. Compuesta para cinco solistas, acompañados de coro mixto y orquesta, esta misa de difuntos refleja el estilo particular de su autor. El conjunto de la obra es una combinación de lo que podría asemejarse a teatro lírico y la música eclesiástica italiana; un estilo inspirado en el drama musical. Esta misa incluye efectos de sobriedad que se combinan con las cantinelas y el poder dramático que aportan los momentos corales.

Para tan especial ocasión, Ópera de Tenerife contó con el joven Alessandro Palumbo en una inspirada e impecable dirección, quien supo hacer frente con la máxima eficacia al reto de dirigir a la Sinfónica de Tenerife en esta función tan singular, haciendo ambos un trabajo espectacular. La Sinfónica, guiada por la batuta de Palumbo, supo reflejar durante toda la función la personalidad musical de Donizetti y como esta se hace claramente evidente en esta pieza, donde destacan su estilo más lírico que sacro, haciéndose visible en las melodías, la escala y la fuerza de los números.

Contaron con un magnífico acompañamiento de solistas: la soprano Carmen Acosta, la mezzosoprano Belén Elvira, el tenor Davide Astorga, el bajo Nicolò Donini y el barítono Borja Molina. Acosta aportó su bello timbre y nos maravilló con su gran facilidad en el agudo, dejándonos pasajes de gran belleza. Astorga, con su magnífico timbre y buena conducción del agudo, destacó por su actuación sobresaliente.

Hay que hacer una mención especial del Coro Ópera de Tenerife, que estuvo soberbio y más teniendo en cuenta que los 23 componentes que se hallaban en el escenario portaron sus mascarillas durante toda la función, incluso cuando tenían que intervenir; indicativo de la enorme calidad y de control de la voz que pueden llegar a ejercer.

Los 400 espectadores que tuvimos el privilegio de estar presentes en esta ocasión especial, guardaremos para siempre en la memoria la noche en la que Requiem de Donizetti sonó por primera vez en su historia fuera de un templo religioso y pudimos disfrutar a plenitud de la fuerza, vigor y pasión ejercida por todos lo que se encontraron sobre el escenario aquella noche.

Crítica realizada por Celia García

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES