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23.10.2020 Críticas  
Ella es mucho

Mi última crónica del Surge Madrid de este año no podía ser en otro lugar que no fuese Nave 73 y no podría haber tenido mejor final que con este Cucaracha con paisaje de fondo de Javier Ballesteros, una comedia negra con matices de tragedia griega.

La evocación y el misterio que uno sentía al leer la sinopsis de Cucaracha con paisaje de fondo era más sugerente si cabe que ser una creación de Mujer en obras: retrata la vida en un balneario donde van a curarse las mujeres que no pueden tener hijos. Un lugar de mala muerte dirigido por un doctor desencantado en el que habitan pacientes y enfermeras cuyas vidas entrarán en peligro con la llegada de una visitante indeseable. Una mujer ajena a las lógicas de reproducción y prolongación de la vida que pondrá en duda los deseos y apetitos que alimentan el balneario.

Javier Ballesteros da a luz un texto oscuro, humorístico y en verso que en muchas ocasiones llego a crear en mi cabeza la ilusión de estar viendo una película, sin alejarme de la teatralidad, estructura clásica y poder escénico que tiene Cucaracha con paisaje de fondo. Los parlamentos son directos, mordaces, con una cadencia irónica que los vuelve inmediatamente icónicos. Falta tiempo de ensayo entre el equipo, algo que en estos momentos debe suponer hacer malabares para cumplir con las directrices higiénicas, pero no lastra el resultado.

La dirección, que también es de Javier Ballesteros, hace que, a pesar de esa carencia de rodaje y de empaste total del texto, el coro femenino: Laura Barceló, Eva Chocrón, Virginia de la Cruz, Matilde Gimeno, María Jáimez, June Velayos; y Pablo Chaves, entreguen un trabajo notable apoyado en un texto de cierta dificultad léxica que salvan con nota y máxime cuando la intencionalidad cómica es tan difícil de lograr en el teatro, y Cucaracha con paisaje de fondo lo logra, y muy bien. El público disfruta con la escatología, el absurdo, y la locura que rodea este sanatorio.

Cucaracha con paisaje de fondo supuestamente es una maqueta, pero lo que se ha presentado en este estreno es una obra completa, y redonda en cuanto a concepción y resultado. El viraje al noir del tercer acto, es algo que no me veía venir, y las casi dos horas del montaje se pasan volando.

Mención especial el apartado técnico y creativo, con un gran trabajo para esta muestra de dos funciones, con Antiel Jiménez a la iluminación; excelente vestuario y maquillaje de Ernesto Naranjo, y las esculturas que ya quisiera yo para mi salón, de Blanco Choya.

Sobre los dilemas que plantea, y el discurso sobre la maternidad, el legado, y los sacrificios rituales sostenibles no me detendré porque es algo a reflexionar en un segundo acercamiento al proyecto, o quién sabe si al montaje final si este se llega a producir. Cucaracha con paisaje de fondo ya ha entrado en el breve ranking teatral de este año como de lo mejor de la temporada, a falta de ver los grandes estrenos de la cartelera actual, pero como dice una de las internas, a mi el tamaño me resulta mas cómodo dentro de la normalidad, ya que este no entra en conflicto con que en la ejecución deje de ser tan excelente como lo que ha hecho Javier Ballesteros.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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