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05.10.2020 Críticas  
Fiesta en Madrid

El espectáculo musical Para hacer bien el amor hay que venir al sur, inspirado en las canciones de la actriz, cantante y presentadora Raffaella Carrá, sube al escenario del Teatro La Latina de Madrid para llenar de humor, música y color el corazón de la ciudad.

Creado y dirigido por Ricard Reguant, el espectáculo va más allá del clásico concierto y recorre lo mejor de la discografía de la cantante italiana, apoyándose en una aventura llena de amores y desamores, situaciones divertidas, personajes peculiares… La vida de tres mujeres, producto de la imaginación de dos guionistas encargados de crear una historia basada en las canciones de Raffaella Carrá, como pilar fundamental de la obra que tiene como resultado un hilo argumental bastante vago y pobre pero que sirve como excusa para que el público se lo pase bien mientras escucha canciones tan populares como “En el amor todo es empezar”, “Fiesta” o “¡Qué dolor!

Cuando en el escenario no tiene lugar algún número musical el espectáculo resulta algo flojo en su narrativa, con un guión muy facilón y lleno de clichés que sorprendentemente va quedando unido con bastante coherencia a las letras de las canciones; todas resultan plenamente integradas en la historia que nos cuentan mientras resaltan el carisma de sus protagonistas.

Patricia Arizmendi, Marta Arteta, Raquel Martín, Tamia Deniz, Miriam Queba, Mikel Hennet, Javier Enguix y Javier Toca cuidan hasta el más mínimo detalle y conquistan al público con sus movimientos y sus enérgicas voces. Todos demuestran estar en forma, realizando un maravilloso ejercicio interpretativo en sus diferentes papeles y bailando bajo las órdenes de la coreógrafa Cuca Pon.
Cada movimiento en escena está medido a la perfección para que encaje milimétricamente con todo lo demás, haciéndonos ver que detrás hay un largo proceso de aprendizaje y más ensayos de los que nos podemos imaginar.

Constantemente buscan la interacción con los espectadores y espectadoras y gracias a la ruptura de la cuarta pared en determinados momentos logran crear un vínculo que emociona de principio a fin a todos los seguidores de esta peculiar cantante de melena rubia y flequillo recto. Es raro el que no acabe embelesado por las coreografías, colores, movimientos, canciones y luces. Sí, una acertadísima iluminación responsabilidad de Luis Perdiguero que consigue crear el ambiente adecuado en cada momento.

En resumen, creo que es divertido si se analiza desde una perspectiva musical pero que no presenta un gran hilo argumental, aunque parece ser lo que menos importa de todo el espectáculo porque se nota que buscan la mayor agilidad posible por encima de todo lo demás. ¡Ideal para desconectar de la rutina!

Crítica realizada por Patricia Moreno

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