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02.10.2020 Críticas  
Caras blancas y narices rojas para alegrar la ciudad

El Teatro Circo Price del Ayuntamiento de Madrid presenta Gran Reserva, un espectáculo lleno de imaginación y humor con los mejores momentos de la trayectoria de la compañía de payasos Rhum & cia y algún número nuevo.

Ya estamos inmersos de lleno en la nueva normalidad, cines y teatros se encuentran atrayendo a vecinos y vecinas de las zonas que no están afectadas por las restricciones de movilidad en la capital. El Teatro Circo Price es un lugar ideal para reencontrase con la cultura en estos tiempos frágiles y llenos de incertidumbre porque su espectáculo Gran Reserva proporciona una tarde de auténtica diversión y felicidad.

La compañía de payasos formada por Jordi Martínez, Joan Arqué, Roger Julià, Pep Pascual y Mauro Paganini se propone incluir el humor en nuestra vida con el fin de aportar numerosos beneficios físicos y mentales. A día de hoy me sorprende cómo, a pesar de las condiciones adversas en las que nos encontramos, son capaces de pisar los escenarios con tanta energía, conservando la frescura que siempre les ha caracterizado, manteniendo la complicidad con un público totalmente entregado y mostrándonos con fuerza su cosecha de éxitos. Un humor que no pasa de moda y que ellos mismos se encargan de actualizar modificando pequeños detalles – aspectos relacionados con las mascarillas y la distancia de seguridad- pero es que realmente no hacen falta grandes decorados para conseguir que la imaginación de los que estábamos allí presentes se dispare.

Un espectáculo muy medido, cuidado hasta el último detalle, aunque con un ritmo irregular. Quizá el principio transcurra con cierta lentitud pero luego va mejorando a medida que se suceden los diferentes números que, por cierto, están magistralmente unidos entre sí y resaltados con hábiles recursos de iluminación y sonido que resultan perfectos para ir sumergiéndose poco a poco en esta divertida experiencia. Lo mismo se convierten en mejicanos, que en flamencos o se ponen a recitar poemas de amor mientras nos muestran su agilidad con las bromas de doble sentido, los diálogos rapidísimos e ingeniosos o las palabrotas bien colocadas en el momento exacto. ¡Gran Reserva tiene de todo!

Aunque quiero detenerme es esa interacción tan especial con el público que tiene lugar en determinados momentos, esa ruptura de la cuarta pared en estos tiempos en los que hemos olvidado qué es eso de relacionarse con desconocidos; pero es mejor no contar mucho más porque propongo que se disfrute en directo. Ellos sí que saben cómo meterse a los espectadores en el bolsillo.

En definitiva, esos cinco payasos siguen ofreciendo ese humor tan peculiar que siempre han tenido, acompañados por los sonidos en directo que realizan con todo tipo de objetos e instrumentos y con un fabuloso despliegue de vestuario para arrancar sonrisas que quedan ocultas tras las mascarillas, aunque las carcajadas no dejan de oírse durante los 80 minutos que dura Gran Reserva.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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