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06.03.2020 Críticas  
Distopía amorosa en la Sala de Dalt

La Virgueria, compañía residente en la Sala Beckett estos días, presenta su último montaje, el 10º, a la vez que celebran los mismos años como compañía. Demà es el texto que han encargado a Helena Tornero en el que, una vez más, se trata el universal tema del amor, en una distopía no tan alejada de la realidad.

Tornero relaciona, además, el tema central con el mundo capitalista actual, en el que es imprescindible el dinero hasta para conseguir la felicidad con las cosas más primarias del ser humano, recreando una entidad que ofrece a tu ‘persona ideal’ a cambio de una importante suma económica. También se tratan las vicisitudes de la pareja, la pugna entre elegir la compañía perfecta o el amor y el flujo constante de personas que huyen de lugares conflictivos en búsqueda de algo mejor. Quizá demasiados frentes a tratar, que dejan algún flanco solo pincelado y con sensación de inacabado. Por otro lado, sí que se hace interesante la presentación circular de la dramaturgia, que empieza por el final y va retrocediendo hasta volver al mismo principio donde uno ya puede comprender, con todos los datos, esa escena final-inicial.

Demà también es atractiva por otros factores. Aleix Fauró, su director, ha jugado con una puesta en escena sencilla pero de gran efectividad para espectadores que buscan una forma de hacer teatro un tanto diferente. En donde actores envuelven al público haciéndole partícipe de su historia desde casi el principio rompiendo frecuentemente la cuarta pared, y en el que se juega con la sensación de futurismo toda la obra. No hay duda de que en estos casos la escenografía, la iluminación y también el movimiento coreografiado en la interpretación son indispensables para conseguir ese objetivo. Algo tan simple como unas plataformas a distinto nivel consiguen trasladarnos a los diferentes espacios temporales y Paula González y Paula Font, además, amplían el espacio jugando con una cortina y las luces, de las que se ha encargado Rubèn Taltavull, que son dos de los aspectos técnicos altamente valorados en este montaje.

La interpretación de los cuatro actores también es otro de los puntos fuertes. Marc Rius y Patrícia Bargalló, con una sobria ironía, convierten sus líneas en genial comicidad. Rius (al que le tenemos cierta debilidad) vuelve a demostrar su versatilidad tras haberlo visto en un gran número de dispares interpretaciones. Ahora, tras haberlo visto aquí y en Els ocells, queda evidente lo bien que le sienta agitar a las masas. E Isis Martín y Guillem Gefaell, que trabajan más en la parte dramática, también están magníficos, en especial Martín que es la que registra más emociones a lo largo de los minutos y todas los desarrolla de forma creíble y convincente. El nivel actoral es excelente y solo verlos en escena, vale la pena.

Aunque es una obra que podría haber sido algo más completa en información y matices (no porque necesitemos que se nos explique todo), Demà es a la vez una apuesta interesante, muy propia de la Sala de Dalt de la Beckett con la que La Virguería celebra un año más, cosa que es para enorgullecerse dentro del panorama actual.

Crítica realizada por Diana Limones

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