La revolución será feminista, o no será, y Macho: Crónicas de identidad perdida llega al Teatro Conde Duque de Madrid para enfrentarse al público con toda la artillería machista que rodea nuestro devenir diario, para intentar hacernos reflexionar sobre la identidad masculina.
Macho está estructurado como una serie de segmentos de pensamiento que giran en torno a actitudes y discursos machistas, y cuál es la posición del Hombre (Rodrigo de la Calva) ante ellas, y si estas tienen cabida en nuestra sociedad actual. La dramaturgia corre a cargo del propio intérprete y de Belén Santa-Olalla, que también dirige el montaje.
La compañía Stroke114, según leo en el programa, suelen usar nuevos lenguajes en sus piezas implicando al espectador activamente. Aun así, con este Macho, se desmarcan con “una apuesta más desnuda y centrada en el uso de símbolos». Entiendo su posicionamiento ante la temática que tratan pero desde la butaca la recibo fría, aséptica, y por momentos incómoda; pero no porque remueva mi conciencia personal y social ante la gran amenaza feminicida, sino porque intenta ser complaciente por momentos con no mancharse las manos de más, y no saltan al vacío con un alegato potente y memorable.
Macho es Feminismo 101, con buenísimas intenciones pero de fallida ejecución. La acogida del público, que muchas veces se puede interpretar por los aplausos finales escudados en el anonimato de una platea llena, fue tibio, desganado y breve. Hubo un abandono en el tramo final, a cuya responsable le hubiese pedido mayor discreción y tragaderas, por la configuración de la sala, y que además no se estaba relatando en escena nada a lo que no nos obliguen a lidiar diariamente en la televisión (y a esta sala has venido por voluntad propia, pero amiga, te respetaremos aunque tú no lo hayas hecho contra el intérprete).
Rodrigo de la Calva está plenamente involucrado en el proyecto, y es un sujeto idóneo en cuanto a fisonomía y físico se refiere, puesto que representa al 90% del macho-facho cis heterosexual que expone Macho. La simbología utilizada es acertada, y la escenografía de Rosa Moreno no llego a captar su significado en el conglomerado de identidades machistas del relato pero es agradable a la vista.
Macho: Crónicas de identidad perdida es un montaje más, cuya voluntad concienciadora y expositiva se agradece, pero que aporta muy pocas unidades de valor a la causa feminista, ya que hay ciertos “jardines” por los que se pasea, cuya entrada podría llegarse a calificar de “trespassing” y ser recibida con una escopeta desde un porche de un páramo desértico. No obstante, cualquier acercamiento y piedrecita, suma al monto general.
Crítica realizada por Ismael Lomana