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24.01.2020 Críticas  
Una peluquera muy dicharachera

Susi (Antonia Paso) es una peluquera de Vallecas y Javier (Luis Flor) es su cliente. La primera invita al segundo a su casa a cenar. Así comienza Vete de mis sueños, una comedia de Luis Flor y Felipe Alonso, que dirige Nazan L. Bamio y que puede verse en los Teatros Luchana de Madrid los viernes de enero.

Lo que comienza siendo una comedia puramente comercial encierra la enjundia de un drama psicológico o incluso psicoanalítico, un drama de sueños, como su título indica, y de su posible significado, de personajes caricaturescos, pero complejos y bien redondos, determinados, en gran medida, por su pasado. Antonia Paso, a la que vi recientemente en el Teatro Kamikaze, interpretando el monólogo Chicas y chicos, es, para mí, la definición de la actriz versátil y equilibrada, capaz de superponer matices sutiles y ricos a una caricatura de peluquera barriobajera. Flor, por su parte, adquiere maneras de chico tímido creíbles e interesantes dentro del perfil caricaturesco del personaje, y provoca cierta ternura con su personaje, que a ratos roza el terreno de la risa con su rara enfermedad.

La diferencia de edad de esta peculiar pareja y los contrastes del personaje de Susi, mujer moderna, desenfadada y liberada, pero tradicional y estricta, que empiezan por la decoración colorida y desfasada en su piso de Vallecas, aportan el humor a la trama y el relato de sus pasados. Conocemos los detalles de la vida de Susi a través de un relato acelerado durante su cena con el joven Javier. En mi opinión, este es uno de los momentos más cómicos de la función, en que Paso convierte esta peculiar cena en una retahíla de confesiones sexuales que solamente interrumpe para mandar comer a su interlocutor o para afirmar que no hay dios que la aguante.

Los hilarantes diálogos entre los dos personajes se basan sobre todo en el salto generacional y los anglicismos; lo que en principio pudiera resultar un juego fácil de palabras resulta ser un intercambio de pareceres sobre la vida, la política, las redes sociales, la fe, o la existencia de Dios, que revela los complejos y las personalidades de los personajes más de lo que a ellos les gustaría. Paso, de nuevo, luce su vis cómica como Susi en estos juegos pronunciando con cabezonería las palabras como ‘vintage’ o ‘facebook’ como le viene en gana y puede.

La faceta alocada de Susi, mujer de recursos, contrasta con la actitud sumisa de Javier; no obstante, ambos personajes se complementan cuando se muestran vulnerables y se escuchan el uno al otro, aunque sea con la ayuda de los porros o entre bailes; estos bailes, por cierto, entre inocentes y provocadores, despistan de nuevo a los espectadores, que no acertamos a adivinar las verdaderas intenciones de los personajes en ningún momento.

Vete de mis sueños es una tragicomedia que se debate entre el carpe diem y el sufrimiento, lo mundano y lo espiritual, sofisticada y simple, que, a pesar de no resultar del todo original en sus elementos escénicos y partes, propone personajes vivos y desarrollos sorprendentes. Paso y Flor realizan un trabajo excelente en esta obra corta y entretenida, que bien merece ser vista, aunque solo sea por la entrega de sus actores.

Crítica realizada por Susana Inés Pérez

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