Tras tres encuentros con el escritor y poeta, Pep Munné descubre un personaje altamente atractivo en intelecto y de gran riqueza vital al que decide conocer mejor a través de su obra. De ahí ha surgido Una noche con Jaime Gil de Biedma (Las rosas de papel) que se ha estrenado con 3 funciones en La Gleva Teatre de Barcelona.
Munné ya nos advierte de cierta obsesión tras empaparse de su obra y reconoce que posiblemente esa misma sea la que haya impulsado la creatividad que hay tras este montaje. ¿Y no suelen ser las obsesiones, la mayoría de las veces, las autoras de tantas obras de arte? Sea como sea, el actor se embarca en un proyecto con el que pretende dar a conocer al creador y su creación y se puede decir que, sin duda alguna, lo ha conseguido. Para los que no lo conocíamos apenas, tras la función, volvemos a casa con ganas de saber y leer más del autor de Las rosas de papel.
El texto se ha hilado a modo de monólogo que entrelaza los diarios y poemas y que atraviesa su infancia y adolescencia, sus viajes a Manila y sus romances y aventuras, entre otros, parando por sus reflexiones más profundas y los sentimientos que le acechan. La alta burguesía (de la que era parte), su condición sexual, la política, la vejez prematura que él sentía y la muerte eran muchos de sus temas recurrentes y Munné los ha incluido en este homenaje. De esta manera, diría que consigue dar una visión bastante completa y muy cercana del escritor.
Con un escritorio y una silla, una lámpara de mesa, su libreta de notas, un perchero y un tocadiscos (que solo adquiere protagonismo al final) y un vestuario de estilo cubano blanco impoluto Munné traslada desde su imaginario a un escenario una vida entera. Su evidente comodidad con esos poemas, la captura de la esencia transmitida en palabras y la ausencia de dualidad entre homenajeado y actor son solo algunos de los rasgos más sobresalientes. Se percibe el fuerte deseo de llevar a escena este trabajo y eso le ha reportado un indiscutible fantástico resultado.
Al teatro y la poesía, como artes escénicas, hay una muy bonita manera de acompañarlos y es con la música. Munné ha colaborado con Silvia Comes (quien ya había musicado anteriormente poemas de Gil de Biedma), quien introduce la noche cantando uno de los poemas y que le acompañará casi todo el resto del tiempo a la guitarra. De esta manera, queda redonda una función que no riñe sencillez con elegancia y pasión. Y la cercanía que ofrece La Gleva Teatre al espectador, le pone la guinda a Una noche con Jaime Gil de Biedma (Las rosas de papel), un proyecto muy bien realizado, muy bien ejecutado y en donde se perciben cariño y esmero.
Espero, sinceramente, que el enorme trabajo que ha llevado a cabo Pep Munné y que hay detrás de este proyecto tan personal pueda seguir llegando a mayor público con nuevas programaciones. Mientras tanto, me alegraré de haber tenido la oportunidad de haber pasado, al menos, una noche con ambos.
Crítica realizada por Diana Limones