Coincidiendo con la hora de dormir, el pasado miércoles noche se estrenó, en el Almeria Teatre, la obra Peter Pan. Juanjo Marin vuelve a deleitarnos con su adaptación de este maravilloso cuento de James Matthew Barrie de la mano de L’Excentrica Produccions.
Debo sincerarme. Esa noche me presenté un poco ansiosa en el teatro, ilusionada, ya que Peter Pan es mi película favorita. Llego hasta el punto de saberme los diálogos en inglés (idioma en el que disfruté la película de Disney en bucle) y, sobretodo, de tener en cuenta todas (o cualquier) adaptación que se haya realizado de ella. Por lo que llegué nerviosa al teatro como si de una niña ilusionada por su primer espectáculo se tratara. Vale la pena decir que desde que se ingresa a la sala en el Almeria Teatre el ambiente ya se siente diferente, cautivador; pues los actores ofrecen una bienvenida con actitud juguetona y divertida.
Juanjo Marin lo ha logrado nuevamente. Ya nos tiene acostumbrados a puestas en escena muy bien logradas pero, en esta ocasión, une fuerzas e ilusión con María Antolín (producción) y Andreu Banús (producción ejecutiva) para, con la coproducción de BackUp, hacernos soñar con un espectáculo fascinante estas navidades. La adaptación ha sido una grata sorpresa pues ha integrado momentos para hacerla musical e incluso una canción moderna para darle ese toque distinto que, por cierto, ha sido un muy buen arreglo.
La iluminación, creada por Sergio Roca, crea una atmósfera perfecta para concatenar cada una de las escenas, especialmente cuando vuelan al país de “Nunca Jamás” o cuando el famoso cocodrilo “Tik Tok” aparece. Es precioso ver como utiliza el recurso de las sombras para representarlos. El diálogo, por otro lado, permite alejarnos de nuestros pensamientos cotidianos y nos invita a soñar y reír con una naturalidad impresionante que los actores generan al realizar interacciones con el público presente. Incluso los momentos de improvisación parecen estar ensayados; algo imposible ya que la interacción es constante. La escenografía, maravillosamente creada por Jaume Baliarda, Luis Nevado y Enric Romaní, permite que los actores disfruten con esa interacción de la que hablaba, haciéndonos sentir la obra desde dentro. Buscando esa fantasía que busca la misma obra y haciéndonos partícipes de la misma.
La dinámica y química que tienen los tres actores en escena es fabulosa y simplemente alucinante. Cada uno de ellos cambia de rol, personaje y personalidad en un segundo lo que permite identificar a cada uno de los personajes sin utilizar dialogo alguno. Es fantástico disfrutar de esos momentos de transición. Por ejemplo, David Anguera. Desde que lo ves entrar en la sala, se denota sus ansias por jugar y llevarnos en esta gran aventura con Peter Pan (el niño que no quería crecer) y John Darling con sus momentos cumbres en la pelea con los piratas. Adicionalmente, a lo largo de la puesta en escena vemos la fuerza de la actuación en pro del personaje principal. Mireia Piferrer, como Wendy Moira Darling principalmente, permite acercarse a la contradicción que hemos sentido en algún momento de nuestras vidas; a la presión de tener que hacerse adulto y que inconscientemente aceptamos. Finalmente, Clara Moraleda, con una impresionante actuación altamente inspiradora, personifica al temido Captain Garfio y a Michael Darling.
Ciertamente, la combinación de todos estos factores crea esta -tan especial- atmósfera que nos permite volver a soñar para reencontrarnos con ese niño que todavía tenemos en nuestro interior y, que en ocasiones tenemos que ignorarlo. Peter Pan se convierte así en una obra altamente recomendable para todo tipo de público, por lo cual los invito a que disfruten de estos 75 (escasos) minutos que dura esta puesta en escena. Y no olviden que “para volar se necesitan pensamientos positivos y un poco de polvo de hadas”.
Crítica realizada por Andrea Forero