El pasado 16 de diciembre, el contratenor Jakub Józef Orliński llenaba el Palau de la Música Catalana en un esperado y aclamado debut incluido dentro del ciclo Palau Grans Veus. Junto al conjunto de música barroca, Il Pomo d’Oro, el cantante Polaco presentó con gran éxito su último álbum Facce d’amore.
Tras pocos minutos de espera y unas afinaciones de última hora a los instrumentos, el momento tan esperado por los asistentes al concierto había llegado. Jakub Józef Orliński, acompañado por el conjunto de música barroca, Il Pomo d’Oro capitaneado por el director Francesco Corti al clavecín o clavicémbalo, aparecía en escena para ser aclamado sin, incluso, haber proyectado una primera nota. El ambiente festivo que se respiraba era totalmente propicio al maravilloso concierto que íbamos a disfrutar.
Agradecido (antetodo), y tras un gran aplauso del público, Jakub Józef Orliński inició su concierto cantando «Erme e solinghe cime… Lucidissima face» de La Calista de Francesco Cavalli; primera canción del recital y primera de su nuevo álbum Facce d’amore. Magnífica interpretación como canción inicial en la que el público ahogó la respiración en suspenso hasta realizar el primera aplauso ganado de la noche. ras ella, gallardo, desafiante y disfrutando con la proyección de los agudos, Orliński cantó «Chi scherza con amor», de Eliogabalo de Giovanni Antonio Boretti.
Tras ello, mostró su buen hacer con el público cuando espetó: «Hola chicos y chicas. Gracias por venir». Que, según dijo, era casi la totalidad de su Español. Algo que hizo al público sonreír. También quiso destacar el maravilloso traje verde estampado que lució; realizado por un artista africano con el que trabaja asiduamente. Un traje que impregnaba personalidad y alegría en un tipo de recital donde el traje negro serio y de linea recta toma siempre presencia. Bravo por arriesgar.
Seguidamente, interpretó, también de Giovanni Antonio Boretti, «Crudo amor, non hai pietà», de Claudio Cesare; cuya gran introducción musical de Il Pomo D’Oro nos dejó entrever como disfrutan con la música y ponen todo de su parte en cada pieza que interpretan. Musicalmente pero, también, corporalmente, el conjunto barroco pone todo de su parte en unas piezas cuya interpretación por su parte se convierte en algo que nos encandila y os sorprende muy gratamente.
Antes de retirarse a bambalinas para reposar, sonó «Infelice mia constanza» de La constanza non gradita de Giovanni Bononcini; donde pudimos disfrutar de la maestría vocal de Jakub Józef Orliński. Los sostenidos, ese masticar las palabras hasta hacerlas tangibles, la proyección vocal y la dificultosa colocación vocal… Incluso, el momento a cappela con el que nos deleitó a media pieza, hizo que el aplauso tras la canción fuera vitoreado y largo. Con 29 años de edad, Orliński tiene un control vocal extremo que más de un artista quisiera para él. Junto a su encandiladora personalidad, hace que el público se abra y se derrita ante su mirada.
Tras una maravillosa interpretación musical realizada por el conjunto Il Pomo D’Oro, Orliński vuelve a escena y encauza las dos últimas piezas de la primera parte del recital: «Finche salvo è l’amor suo», de Scipione il giovane de Luca Antonio Predieri y «Ah stigie larve!… Vaghe pupille», de Orlando de Georg Friedrich Händel; donde en esta última vuelve a demostrar un gran control de la voz, el aire y la proyección.
Tras un breve receso, Jakub Józef Orliński e Il Pomo D’Oro vuelven a escena para encauzar la última parte del recital; comenzando con «Spera, che tra le care giogie», de Muzio Scevola; también de Händel. Le sigue «Sempre a s vaghi rai» de Orfeo de Johann Adolf Hasse; interpretación muy celebrada por el público donde pudimos disfrutar de un maravilloso y controlado vibrato. ¡Bravo! «Odio, Vendetta, amore» de Don Chisciotte de Francesco Bartolomeo Conti puso la guinda de la interpretación. Orliński estuvo «juguetón», dominando la escena e interpelando al respetable durante toda la pieza, buscando un culpable con la mirada mientras jugaba con la agilidad vocal que denota.
Tras un agradecido aplauso, Orliński se retiró de nuevo para volver a dar el protagonismo a Il Pomo d’Oro, quien interpretó una pieza magnífica, «Ballo dei bagatellieri» de Don Chisciotte in Sierra Morena de Nicola Matteis, dejando claro a los asistentes porqué es uno de los conjuntos barrocos con más trayectoria mundial. Realizaron una interpretación perfecta; tal como nos mostraron durante todo el recital. No extraña que Orliński haya contado con ellos en sus dos álbumes.
Jakub Józef Orliński volvió al escenario para realizar las dos últimas piezas dentro del repertorio. Así disfrutamos de «Dovian quest’occhi piangere» de Scipione il giovane de Luca Antonio Predieri y «Che m’ami ti prega» de Nerone de Giuseppe Maria Orlandini y Johann Mattheson; esta última, pieza con marcados delirios vocales que al finalizar se convirtió en la más aplaudida, incluyendo los ¡bravos! más sonoros de la noche.
Tras el repertorio oficial, el público no tenía suficiente y reclamó varios bises entre los que pudimos disfrutar del esperado «Vedrò con mio diletto» de Vivaldi. En total, cuatro bises que nos dejaron más que satisfechos en una noche en la que pudimos disfrutar de un contratenor diferente: cercano, simpático, exhultante… rebosante de frescura y carisma pero, sobretodo, agradecido.
Tras el recital disfrutado, el joven Orliński dejó claro que tras su atrayente imagen y su simpatía para con el público, se esconde una estrella de la ópera que, hasta ahora, poca gente ha podido disfrutar en nuestro país. Orliński deslumbró por completo a un Palau de la Música Catalana que esperaba ver a unos de los contratenores con mejor proyección profesional a la fecha. Si sigue así, se le prevé una carrera inconmensurable. ¡Bravo! por Jakub Józef Orliński y ¡Bravo! al Palau de la Música Catalana por acercárnoslo a casa.
Crónica realizada por Norman Marsà