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05.12.2019 Críticas  
Es-trés

Dani Rovira ha llegado a Barcelona para batir records. Su último monólogo, Odio, ya ha colgado el cartel de sold out en todas las funciones a la venta en su paso por la ciudad condal. En su primera noche solo quedaron 9 butacas libres en el Teatre Tívoli. Algo que, en las siguientes funciones era impensable.

Dani Rovira visita, por fin, la ciudad condal con su último monólogo: Odio. El cómico andaluz nos presenta su show de Stand Up Comedy donde, sin censura alguna, pone encima de la mesa su visión más honesta y delirante del ser humano de hoy en día. Porque ¿nadie ha notado lo irascible que está la sociedad últimamente?

En estas epocas, admito que Odio es un título perfecto para un monólogo humorístico. Dani Rovira ha dado en el clavo. Si hace más o menos un año (en su estreno), el monólogo era perfecto; el tema sigue vigente y en pleno apogeo. Además, Dani Rovira es un master del stand up y se le nota. Sabe pisar, animar a las masas y colar el chiste pequeño y perfecto entre su retahíla de explicaciones subjetivas (y algunas verdades empíricas) para marcar el tono y ritmo que el show necesita.

Como bien dice, la sociedad está irascible, sensible y apunto de rebentarle la cabeza a alguien. Y no puedo más que darle la razón. No es un momento fácil. El estrés, los tiempos marcados, el hacer 4.000 cosas a la vez y el no tener tiempo para ti y tu familia, hace que te vuelvas loco. Cualquier cosa te afecta y los ataques de ansiedad son la enfermedad de moda en las grandes ciudades. Si aún así, consigues llegar a casa para desconectar y ves que el mundo está igual (o peor) que tú; tal vez debamos utilizar ese interruptor llamado On/Off localizado en nuestro cerebro (cuesta de encontrar pero está. ¡Búsquenlo!) y apagar todo para irnos a vivir al campo. A un lugar lejano donde la tecnología y las noticias no lleguen (algo ya, de por sí, difícil). Porque, asumámoslo, esto no se pasa con respirar o dejar que resbale.

Dani Rovira nos habla de todo esto desde un punto de vista divertido; odiando a todo aquel y todo aquello odiable. Gente con perros, gente con gatos, gente con niños, gente cuya vida es guay en Instagram y la nuestra es sencillamente mi*rda al lado de la suya…

Pero dentro de este divertido monólogo, Dani Rovira aborda temas reales que nos afectan a la mayoría de la población. Esta incipiente locura mundial, del poco respeto de la gente a sus semejantes, de la tendencia a la individualidad… Vamos, que el mundo, alimentado por el odio y la hipocresía (y la envidia), se va a la mierda. Rovira da en el clavo jugando con las palabras y el humor. Ese humor cercano que hace que todos nos veamos reflejados en él. Sí, lo sé… no todos tenemos perros y gatos en casa pero… Entiendo tanto lo de los niños… Tanto… (risa)

La pregunta y el título del monólogo podría ser: ¿Qué le pasa a la gente? Porque, intrínsecamente, Dani se pregunta: ¿Porqué tanto odio?

Disfrutando de este monólogo cómico, solo puedo pensar en el estrés que sentimos diariamente. En la presión que nos crea el trabajo. La que nosotros mismos nos creamos. En que, a veces, la vida debería ser más sencilla. Que nada es más importante que tú y tu familia.

Hay que aprender a reírse de todo y con todos. Pararse a oler una flor como Carapapa (la mascota de Dani Rovira) y disfrutar de la vida que se pasa rápido y, cuando nos damos cuenta… tenemos ya 36 años.

Vine a reír, lo hice. Pero me fui pensando en que mi vida se basa exclusivamente en las matemáticas. Porque, ya sabes que la raíz cuadrada de nueve… Es-trés.

Crítica realizada por Norman Marsà

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