El Teatre Borràs de Barcelona presenta durante estos días la obra de Agatha Christie, Muerte en el Nilo. Dirigida por Víctor Conde, la obra visita la ciudad condal tras permanecer una temporada en Madrid y como parte de una gira nacional previo un cambio de elenco casi completo. ¿Podrás averiguar quién es el asesino?
Muerte en el Nilo, trata del asesinato de una joven rica durante un viaje en crucero por el Nilo, un asesinato frío y sin explicación aparente. Durante el viaje van sucediendo a su vez otros asesinatos, y van apareciendo pruebas. Su protagonista es el célebre detective Hércules Poirot, que durante unas placenteras vacaciones en Egipto coincide con Linnet y Simon, unos conocidos suyos que están de luna de miel en el país de los faraones. El encanto del viaje se rompe cuando una mañana en el transcurso del crucero por el Nilo, la bella Linnet aparece muerta de un disparo en la cabeza. ¿Será capaz Poirot de encontrar al asesino de la joven? ¿Será capaz de discernir entre imaginación y realidad, aun estando a bordo la ex pareja de Simon, empeñada desde el mismo día de la boda en arruinar su matrimonio con la desafortunada Linnet? El misterio está servido…
Está claro que a Agatha Christie le gustaba jugar con la psicología de sus personajes. Sus largas presentaciones de cada uno de los caracteres es harta conocida en sus clásicos libros de novela policiaca. En el caso del teatro, Muerte en el Nilo no se aleja de esta premisa. Podríamos decir que casi la mitad de la función se emplea para presentar al extenso ramillete de personajes que inundan la escena, haciendo que la obra se vuelva inadecuadamente tediosa. Víctor Conde ha intentado solventar este largo letargo mezclando las presentaciones con canciones y movimientos en escena para hacer más sencillo el tránsito de la presentación pero, aun así, la presentación de personajes y la situación del contexto sigue extensa e imposible de acortar; algo que hace que perdamos el interés en muchas ocasiones.
Pero si hablamos de interés, este vuelve a la obra cuando, por fin, llega la muerte de uno de los personajes. No hay que ser muy ducho en las novelas de Agatha para saber desde el principio qué personaje obtendrá esta suerte y, efectivamente, cualquiera en el barco podría estar implicado en el asesinato. Ahora toca averiguar quién es el culpable y, dado el largo inicio de la obra, debes ser rápido, ya que el final está más cerca de solucionarse de lo que esperas.
La resolución es demasiado rápida para que puedas tratar de averiguar quién es el culpable. Algo que le quita toda la gracia a la obra cuando estás tratando de revisar todas las pistas que hay sobre la mesa. Y es que, el principal inconveniente de Muerte en el Nilo es que tiene un inicio demasiado lento y una solución demasiado rápida; algo que deja al público con una sensación negativa imposible de solucionar. La idea de este tipo de montajes es que el público pueda revisar la escena en varias ocasiones, seguir las cábalas del detective en escena, sospechar de todos y cada uno de los personajes para conseguir averiguar quién es el culpable y, lo más difícil, porqué lo hizo. Este crucero por el Nilo no permite que podamos disfrutar de este juego; por lo que hace que la visita sea poco placentera.
Aunque la historia en sí es demasiado floja, he de decir que algunos de los actores se esfuerzan en hacer que su personaje tome cierta relevancia; algo que es de agradecer. Por guión, hay personajes que pueden dar más juego que otros, así disfruté de los personajes que realizaron Dídac Flores, Albert Suárez y Paula Moncada. Los tres hacen que sus personajes cuenten en escena, que sean hipnóticos, que no podamos dejar de seguir sus pasos y que se conviertan en importantes a nuestros ojos. Un aliciente para una obra que no llega a enganchar al público de una forma sorprendente. Y mención especial a Dídac Flores y Paula Moncada; quienes ponen la banda sonora al espectáculo con un piano y una exquisita voz. ¡Bravo!
En definitiva, Muerte en el Nilo se convierte en un “quiero y no puedo” que nos hace recordar que hay otras obras de la gran autora de novela policiaca que podrían llevarse a escena de una forma más dinámica.
Crítica realizada por Norman Marsà