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25.03.2019 Críticas  
Maura y Félix Gómez: intensidad y superación

La vuelta de Carmen Maura a los escenarios en forma de diálogo entre dos personajes, aparentemente antagónicos, que tienen más en común de lo que creen. La golondrina es dolor y duelo, pero también reconciliación con los propios fantasmas. En el Teatro Infanta Isabel, Félix Gómez da generosa réplica a una Maura aplaudida a rabiar.

Un piso, un piano y el cielo envolviendo toda la estancia. Amelia, la severa profesora de canto (Carmen Maura) no tiene tiempo que perder. Ramón, el voluntarioso alumno con pocas aptitudes vocales (Félix Gómez), pronto muestra un comportamiento sospechoso. La conversación entre ambos en la casa de ella les va llevando hasta el anochecer, y según la luz varía también lo hace la relación entre los dos. Se oscurece la temática y lo que empieza como una situación liviana con toques de comedia, muy agradecidos por la platea, pronto se torna en dramatismo con el que sin embargo rápidamente se puede empatizar. Ni ella es solo la profesora de él ni él un alumno más. A los dos les une una canción titulada La golondrina con la que recuerdan a alguien que ya no está.

No deben desvelarse los giros argumentales en pos de preservar la sorpresa, porque uno de los principales alicientes que enriquecen la obra de Guillem Clúa es abordarla como un viaje que se emprenda con la misma información que tiene su protagonista femenina. Lo que sí se puede decir es que Maura habla con sinceridad, sobre todo cuanto más rota debe mostrarse, y que Gómez la acompaña por un texto que parece un camino fácil en inicio, pero que se va enredando y precisa de verdad para llegar a enganchar al público.

Según se levanta el telón los espectadores están con Maura, ríen sus inesperadas ironías y la hiel que tiene que soltar contra el personaje de Gómez. También contienen la respiración cuando el texto desvela de donde bebió el autor para su creación: el ataque terrorista al bar Pulse (Orlando, EE.UU. 2016) es el hecho real del que Clúa partió para construir su historia. Y finalmente, el público se pone en pie tras un cierre con toque musical que quiere ahondar en lo simbólico.

Con una puesta en escena con los actores como centro y bajo dirección de Josep María Mestres, La golondrina ofrece, por un lado, la oportunidad de vivir a Maura en directo y, por otro, una reflexión sobre cómo nos reconciliamos con el pasado rematada con mensaje agridulce pero positivo. La escena se viste de enfrentamiento equilibrado entre dos actores cuyos personajes terminan unidos para siempre. El lugar común: la comprensión en el dolor. Drama, con terrorismo como telón de fondo, salpicado de toques de alivio de luto. Reto de gran dificultad para Félix Gómez.

Crítica realizada por Raquel Loredo

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