La Sala Beckett se corona con la programación de THIS IS REAL LOVE. Un espectáculo sorprendente tanto si se conoce al Col·lectiu VVAA como si se descubre con esta propuesta. El ciclo Res no és mentida presenta uno de los proyectos más interesantes y estimulantes de la presente temporada, tanto por el contenido como por su formato.
Bienvenidos al ritual del amor performativo. No caeremos en el error de intentar desmenuzar al detalle lo que debe ser descubierto en primera persona. Lo que sí que podemos afirmar es que tras la revelación que supuso Pool (No Water), aquí vamos un paso más allá. «Ideas Worth Spreeding» como algo litúrgico, prácticamente metafísico. TED (Tecnología, entretenimiento y diseño) que podrían ser TAD (aquí hablamos de amor) o TIR (This Is Real). El trabajo de todos los implicados es magnífico en cuanto que se fusionan y alinean con respecto al qué, cómo y porqué. Personas y personajes, que se interpretan a ellos mismos o a otros. En este sentido, hay que destacar la labor de Anna Serrano como gurú o líder espiritual y muy especialmente el trabajo de Elena Martín y Max Grosse Majench, encargados de mostrarnos una «clausura del amor» como una cuchillada tanto o más importante que las de Pascal Rambert. A modo de reality y con una ironía no exenta de veracidad.
El diseño de espacio e iluminación de Marc Salicrú es sin duda la mayor seña de identidad de la propuesta y donde la misma alcanza todo su sentido. Una magnífica instalación que puede ser a la vez el espacio dinámico por el que transitaremos, exposición multidisciplinar e incluso quirófano donde diseccionar esta persuasiva reflexión sobre el amor, performativo y espectacularizado. Junto a la música y espacio sonoro de Clara Aguilar nos sumergimos en un universo trap y de paso nos llevamos un tema («Amor real») que seguimos escuchando tras abandonar el recinto. Su presencia y desempeño junto al resto de intérpretes-dinamizadores de esta función-performance consigue nuestra implicación desde el primer momento. Y es que el envoltorio (a la vez convertido en contenido) es óptimo, pero la habilidad de todos los implicados para acompañarnos y guiarnos lo es todavía más. Ya desde la bienvenida a la sala. Y, por supuesto, en su interior. Los audiovisuales de Rita Molina y los videoclips de Laura Weissmahr, Laura Subirats y Arnau Coll estimulan nuestros sentidos a la misma velocidad a la que se suceden las imágenes.
Amor real versus pornografía emocional. Pareja y empresa. Matrimonio y patrimonio. Términos convertidos en sinónimos ya desde los fundamentos de nuestra organización social. Capitalización y egolatría. Persona versus personaje. El amor también se puede representar. Esa es la verdadera performance. La que sentimos y escuchamos en esta jornada dinámica que compartimos y a través de la cuál nos movemos. Un acto de amor, todo lo adulterado y mangoneado que se quiera. En este contexto, ¿qué papel juega el arte? ¿Es lícito que los artistas busquen el éxito de masas y que por ese motivo supediten o por lo menos disimulen su idiosincrasia o verdadera inquietud artística? ¿Cuándo se volvió mainstream la creatividad y cuándo decidimos erigir a alguien como líder? ¿Líder de qué? ¿A qué amor se refiere Beyoncé en sus conciertos? ¿Hablar del fenómeno Rosalía no es ya concebirlo, comprenderlo y de algún modo validarlo? Todo el lenguaje interno de la propuesta juega muy bien con la asimilación formal e ideológica de lo que se quiere tratar. Contenido como sinónimo de formato y viceversa.
Finalmente, THIS IS REAL LOVE cuestiona, se cuestiona y nos cuestiona. Por su capacidad para identificar ideas y desarrollarlas a partir de dinámicas performativas, por su indiscutible habilidad para incluirnos y persuadirnos para participar de ellas y por la irrefrenable invitación que se nos brinda para co-habitar en este magnífico espacio (físico e interior), la asistencia a este espectáculo no solo es necesaria sino muy (pero que muy) útil y fructuosa. Un fascinante redescubrimiento de la relación aproximativa entre nuestras inquietudes vitales y sociales y la necesidad de manifestarlas artísticamente.
Crítica realizada por Fernando Solla