Dice el libreto de esta obra que es “¡La Ilíada y la Odisea como nunca os las han explicado!”. Y no les falta razón. Somfònics y el Temporada Alta 2018 producen este espectáculo polifónico-teatral de Cor de Teatre que bien merece estar en la Sala Gran del TNC.
Tomando piezas clásicas y una selección de óperas de Dvorak, Elgar, Mozart, Bach, Haendel, Wagner, Verdi, Puncel, Bizet y Grieg, Troia, una veritable odissea! invita al espectador a acompañar a los héroes, dioses y personajes de las dos obras atribuidas a Homero y a través de las que nos han llegado la mayoría de historias de la mitología y las leyendas griegas.
Arrancando con la escena de ‘El lament de Penèlope’ (quien llora a su marido Ulises por los años que lleva separada de él) y acabando con el reencuentro de ambos en la ‘Apoteosi de Penèlope i Ulisses’, pasando por ‘La desfilada dels déus de l’Olimp’, ‘L’estratagema del gran cavall de fusta’ o ‘Ulisses baixa a l’Hades (a l’infern)’ se nos presenta de una forma alternativa a estos más que conocidos personajes y sus andanzas gracias a este montaje con autoría de David Costa que también es su director musical y con Joan Maria Segura i Bernadas en la dirección escénica y la coreografía. Una evocación a un mundo antiguo pero donde los dioses del Olimpo van vestidos de época victoriana, cuero y brillos, sombreros de copa o gafas de sol, donde griegos y troyanos llevan americanas y tejanos o donde Ulises surca un mar de sábanas blancas.
Hay dos pilares importantes en los que se basa el rotundo éxito de Troia: el coro y la puesta en escena. Son 32 las voces que a capella interpretan el total de 13 temas musicales que representan cada escena. Un coro de voces que, aunque en algún momento (solo en una o dos ocasiones muy breves) dio la sensación de que quedaba un poco corto de intensidad, pero que podemos decir sin duda alguna que de forma impecable inundan la sala de esa épica belleza sonora en la que Pere-Mateu Xiberta ha realizado unos arreglos musicales con un gusto exquisito.
Por otro lado, la escenografía de Xavier Erra, el vestuario y la caracterización de los actores de Marta Rafa y la iluminación de David Bofarull se convierten en parte tan importante como las propias veces. Una mención especial a la puesta en escena tan original donde cada una se corresponde con una sábana que los propios actores levantan del suelo del escenario y que es utilizada como parte del atrezzo.
Todo ello, como conjunto, da lugar a una pieza de obligatorio visualizado y aunque le quedan pocos días en el TNC esperamos que de alguna manera se reprograme para que niños, jóvenes y adultos puedan disfrutar de la Ilíada y la Odisea como nunca la hemos visto.
Crítica realizada por Diana Limones