Ramón Paso adapta y dirige Otelo a juicio, una revisión contemporánea del clásico drama de Shakespeare que se podrá ver en la sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez de Madrid hasta el 14 de octubre.
Una abogada que busca abrirse paso en el mundo del Derecho –un terreno en el que la interpretación de las leyes siempre ha estado lastrada por la mirada masculina-, recibe la inesperada visita de un misterioso cliente que solicita su ayuda porque ha estrangulado a su mujer. Así comienza Otelo a juicio, una función que mezcla de manera paralela la obra clásica del dramaturgo inglés en la que el protagonista poseído por unos celos enfermizos mata a su mujer y lo pierde todo, con la visión contemporánea de un triunfador al que le abandona el éxito por ser responsable de un caso de violencia de género. Un drama isabelino que, desgraciadamente, está más de actualidad que nunca.
Es necesaria esta revisión contemporánea que nos brinda una reflexión de temas tan cotidianos como las noticias falsas, los derechos de la mujer, los celos irracionales, la corrupción, el racismo… Una arriesgada puesta en escena que supone todo un reto y que nos va mostrando ambas historias –clásica y contemporánea- con elementos de ambas épocas.
El escenario de divide en dos espacios delimitados únicamente por la acción que tiene lugar y que en determinados momentos se mezclan con mucho cuidado y con una gran acierto. Hay algunos elementos que se utilizan para recrear el bufete de abogados, además de otros que van usando los personajes según transcurre la historia, todos ellos metálicos para hacernos conscientes de la frialdad y la distancia emocional de la sociedad actual.
Algo a favor de todo ello es la acogedora construcción de la Sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez donde tiene lugar la representación, un lugar más o menos pequeño donde las butacas rodean por tres lados el escenario y donde los actores se mueven a pocos metros, o incluso centímetros, de los espectadores. Todo se traduce en una mayor conexión con el público que, de esta manera, logra introducirse rápidamente en la historia y apreciar cada palabra y cada gesto de la maravillosa interpretación de todos los actores que componen el elenco. Francisco Rojas, Ana Azorín, Jorge Machín, Inés Kerzan, Ángela Peirat, Felipe Andrés y Jordi Millán interpretan brillantemente a sus respectivos y logran seducir al público que estalla con una fuerte ovación 95 minutos después del comienzo de la obra. Me gustaría destacar el trabajo de Francisco Rojas interpretando a Otelo con una fuerza y una seguridad admirable, exprimiendo el texto al máximo y demostrando su talento.
La iluminación a cargo de Pilar Velasco también juega un papel muy importante en esa separación de espacios físicos y temporales anteriormente mencionada y en el acompañamiento de lo que transcurre sobre el escenario. Para terminar, el vestuario diseñado por Inés Kerzan y Ángela Peirat mezcla los trajes de aquella época con la actualidad de una manera muy acertada; mientras que en determinados momentos la música rock que suena otorga más fuerza aún a lo que se produce en escena.
En definitiva, Otelo a juicio trae a la actualidad el drama contemporáneo que todos conocemos otorgándole una mirada diferente y valiente en la que se respeta la esencia de Shakespeare.
Crítica realizada por Patricia Moreno