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14.09.2018 Críticas  
Testimonios contra la visión indulgente del mundo

El Escenari Joan Brossa estrena nombre y temporada con Veus de Txernòbil, de la Cia. Potcuia. Una propuesta multidisciplinar que tiene su origen en la novela La plegaria de Chernobyl de la Nobel de Literatura Svetlana Aleksiévith y del documental Les àvies de Txernòbil, que se ha podido ver en el programa de actualidad 30 minuts.

La dirección de Joan Cusó hilvana con tacto este ejercicio de creación colectiva. Más allá de lo loable de intentar (o ni siquiera plantearse) adaptar una narración coral estructurada a partir de un compendio de voces u opiniones sobre el terrible conflicto, hay que destacar la voluntad de mantener esta estructura a base de monólogos. Por si esto fuera poco se ha querido trabajar cada fragmento desde un lenguaje escénico distinto. Una empresa ambiciosa que alcanza en el ámbito visual y en el trabajo físico de los intérpretes sus mejores resultados.

Estos últimos consiguen crear imágenes realmente impactantes y emotivas naturalizando la dificultad de manejar distintos soportes y trabajar con múltiples materiales y técnicas al mismo tiempo. Están muy bien tramados los momentos individuales con los colectivos, especialmente cuando se escenifica el camino hacia la destrucción o muerte a través de las figuras. Una poética de la oscuridad que entre todos llevan a buen puerto. Una vez más, aplaudimos la calidad del trabajo físico y vocal y los logros en el campo del teatro visual. Adrià Girona, Andrea Pellejero, Momo Fabré, Reetta Moilanen y Rut Girona se adecúan al desarrollo narrativo de la función de un modo entregado y con muy buenos resultados. Una función que parece que se crea sobre la marcha pero en la que todo está muy meditado y tiene un porqué.

A destacar la construcción de los títeres de Alfred Casas y la escenografía de Eli Siles y Mariona Signes. El espacio se convertirá en una especie de laboratorio o almacén en el que se sucederán las escenas y donde aparecerán las distintas herramientas de trabajo. La labor técnica de Sofia Martiri es clave para que la función se desarrolle con éxito y hace justicia al diseño de iluminación de Memé Boya y a la concepción del sonido de Alex Polls. La mención no es gratuita. Nos encontramos ante un espectáculo cuya complejidad técnica podría lastrar el resultado final y no es así. Al contrario, esta convivencia de soportes y formatos se adapta y apoya a la multidisciplinariedad de la propuesta.

El uso del texto es algo desconcertante en algunos momentos. Realmente, el talento de todos los implicados para evocar a partir del movimiento y la manipulación de objetos y figuras hace que las descripciones sean algo redundantes. No diremos que innecesarias porque también manifiestan la fidelidad hacia el material original. Quizá sería una opción incluir la parte hablada en forma de voz en off durante las transiciones entre un fragmento y el siguiente, algo que de paso puliría el ritmo entre las mismas y dotaría de una unidad más compacta al conjunto. Más que un pero, es una posibilidad, ya que el resultado final es satisfactorio. A tener en cuenta la valentía y el riesgo asumido y que en última instancia se muestran y transmiten los estragos morales y las consecuencias de la tragedia, dando la visibilidad necesaria a un asunto tan doloroso y complejo.

Finalmente, Veus de Txernòbil nos sitúa ante una compañía joven que sabe alinearse con el estilo narrativo del material de partida y que muestra respeto en su adaptación a la vez que despliega unas señas de identidad características y particulares. Destacamos de nuevo su sensibilidad en el trabajo físico y en la creación y manipulación de los distintos objetas, así como en uso de múltiples formatos de un modo alineado y acorde a lo que quieren explicar. Un espectáculo curioso en su concepción y comprometido en su contenido.

Crítica realizada por Fernando Solla

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