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16.07.2018 Críticas  
Ojo por ojo, cuerno por cuerno

Gabriel Olivares lidera una adaptación de la conocida comedia de enredo del dramaturgo de la Belle Époque Georges Feydeau. Un clásico vodevil francés que puede disfrutarse en la terraza del Teatro Galileo de Madrid durante este verano.

En verano, las tablas del escenario habitual del Teatro Galileo se sustituyen por una agradable terraza para que disfrutemos de las noches estivales con un ambiente muy festivo que nos permite pasar un buen rato mientras saboreamos nuestra bebida favorita o matamos el gusanillo que asoma a última hora de la tarde. De este modo, el público está muy cerca de donde tiene lugar la representación y para que ésta comience los actores y actrices deben atravesar la zona de los espectadores lo que siempre dota de cercanía.

El verano empieza en el Galileo con Ding Dong. Un sinfín de mentiras a manos de mujeriegos incorregibles, esposas bromistas, viejos amigos, etc… Personajes y sucesos clásicos de la comedia de enredo que en manos de TeatroLab Madrid se transforman en una guerra de sexos dentro de un parque de juegos que nos muestra una original y desenfadada escenografía de Marta Guedán compuesta por columpios y toboganes que todos los personajes usan constantemente, demostrándonos la energía de todos los que están representando la función que, sin excepción, realizan un gran trabajo.

Alba Loureiro, Javier Martín, Mar Mandli, Alejandro Pantany, Alejandro Cueva, Andrés Acevedo, Ariana Bruguera y Eduard Alejandre. Todos ellos se involucran con la imagen proyectada y se nota que disfrutan representando sus respectivos papeles con una maravillosa teatralidad y manejo del espacio escénico.

Además, el cuidado vestuario a cargo de Juan Ortega merece un reconocimiento por su originalidad y su capacidad de recoger la esencia de esta comedia teatral basada en enredos y líos amorosos.

Sin llegar a destacar ningún elemento técnico cómo la iluminación o el sonido, cabe decir que todos están correctos ya que se escucha y se entiende perfectamente teniendo en cuenta el lugar abierto en el que nos encontramos.

En el verano la oferta teatral cambia y merece la pena aprovechar la terraza del Teatro Galileo con esta entretenida comedia que provoca más de una sonrisa en los espectadores.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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