El Teatro Real pone un espectacular broche a la temporada 2017-2018 con Lucia di Lammermoor, una de las óperas más queridas por el gran público. Una historia que va más allá de la locura por amor e interpretada por dos elencos de lujo en el que destacan el mexicano Javier Camarena y la estadounidense Lisette Oropesa. Todo un acontecimiento.
El 26 de septiembre de 1835 en el Teatro San Carlo de Nápoles, Gaetano Donizetti estrenaba su Lucia di Lammermoor. El éxito fue rotundo. Donizetti había construido una ópera magistral, en la que destacaban composiciones de inusual dificultad para los intérpretes, una historia basada en la novela de Walter Scott, que atrapaba al espectador desde el primer momento. Lucia di Lammermoor es el ejemplo mayúsculo de la locura por amor. La frágil Lucia que descubriremos en un primer acto, casi infantil, inocente y de pureza cristalina, acabará siendo manipulada y enloqueciendo, para brindarnos una de las escenas más memorables de la historia de la ópera. La escena de la locura es simplemente sobrecogedora e interpretada por Lisette Oropesa, que llega a los registros nítidamente, desata la locura entre el público, que no puede retener la ovación posterior. La ópera contiene también uno de los sextetos más memorables y difíciles de la historia.
David Alden, conocido aquí ya por la imponente escenografía de Billy Budd, presenta aquí otra escenografía de esas que cobran vida propia. Entre grises y oscuros, una casa que es palacio y teatro a la vez. El gran ventanal que se convierte en escenario para la locura de Lucia, los invitados a la boda que contemplaran desde sus sillas el trágico desenlace. Todo es perfecto en escena. El increíble vestuario y la iluminación. Un coro que brilla y una orquesta (con la armónica de cristal necesaria para esta ópera) que suena de escándalo dirigida por Daniel Oren en un Real entregado.
Mención especial a Javier Camarena, uno de los tenores más reconocidos del panorama operístico internacional, consigue aquí con su Sir Edgardo de Ravenswood otra interpretación memorable. Su voz va más allá de la perfecta colocación, el carisma que imprime traspasa las emociones. Acompañado por todo un reparto de lujo, la ya mencionada Lisette Oropesa. Artur Rucinsky que hace un Lord Enrico entre despiadado y tierno. Roberto Tagliavini se llevó una merecida ovación por su impecable interpretación de Raimondo Bibedent.
Lucia di Lammermoor se enmarca en esas óperas acontecimiento que todo el mundo debería disfrutar al menos una vez en la vida. Tiene todos los componentes que se esperan de una gran ópera. Tragedia, locura, amor, celos, pasión y sangre. Pero si además la producción es de esas que hacen historia nos encontramos ante un regalo para el alma. Las casi tres horas de duración se quedan cortas ante el derroche escénico y vocal, el silencio es real y la atención de un Real abarrotado sobrecoge.
Si la temporada del Teatro Real ya llevaba una nota significativa, con esta Lucia di Lammermoor la excelencia está servida. Toda una #locuraconlucia.
Crítica realizada por Moisés C. Alabau
