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15.06.2018 Críticas  
Doloroso e inmersivo universo

La Seca Espai Brossa acoge una propuesta tan atractiva como inquietante. Ausencias parte de los cuentos de Cristina Fernández Cubas y se convierte en una fiel exposición dramática de su estilo literario. De la fusión de varios de sus trabajos se ha creado un nuevo texto que lleva al terreno teatral este mundo fantástico de un modo completamente equidistante.

Jordi Oriol y Daniela Feixas han ideado una dramaturgia que recoge tanto el modelo de narración fantástica para que la confrontación entre los personajes surta efecto como las atmósferas perturbadoras e inquietantes. De un modo tan original como sensato y respetuoso han partido de textos como “Mi hermana Elba” o “Los altillos de Brumal” para ir superponiendo cuentos a modo de capas de la mente de las protagonistas. Personajes a partir de los cuales se confunden o simplemente se eliminan las fronteras entre realidad (en este caso también escénica) e imaginación (la suya propia). También las unidades de espacio y tiempo se adaptarán a esta naturaleza figurativa.

La escenografía de Àlex Aviñoa y Silvia Delagneau son imprescindibles para que la función adquiera el tono adecuado. Las paredes rojas de la sala Palau i Fabre favorecen indudablemente a la creación de esta atmósfera tan particular. El espejo imaginario delimitado por tubos lumínicos de neón es uno de los hallazgos escenográficos de la temporada. No sólo por su impacto estético sino por la adecuación al material al que sirve y engrandece. La mixtura entre objetos lumínicos, escénicos y sonoros convierte la puesta en escena en algo tan icónico y definitorio de la propuesta como la dirección artística pueda serlo en una película de David Lynch o Nicolas Winding Refn. La iluminación, también de Aviñoa, sigue en esa misma y magnífica línea. Muy buena opción la de situar las butacas a modo de reflejo, algo que favorece el movimiento obsesivo compulsivo de los personajes en escena.

Tanto la escritura como la dirección han conseguido crear a dos personajes femeninos de peso y que también se convierten en muestra muy representativa del universo de la autora. Toda esta ficción, toda esta lucha de identidades y realidades gana amplitud y profundidad gracias al punto de vista femenil. Combinando con el concepto de Doppelgänger las connotaciones intrínsecas y psicológicas se multidimensionan de un modo muy especial. Por supuesto, esto no sería así sin las interpretaciones de Muguet Franc y Anna Güell. Ambas asimilan de un modo excelente la naturaleza de sus personajes. Gracias a ellas, los espectadores recibimos el acompañamiento necesario para conseguir descifrar las que creemos pueden ser las razones de la conducta de sus personajes. Algo que en los textos de Fernández Cubas debe hacer el lector. En esto, aspecto tanto Oriol como Feixas han dado en el clavo.

Oriol las ha dirigido haciendo que de su relación en escena se marque el ritmo de la función. Ambas aprovechan las posibilidades del espacio escénico y se escuchan y retroalimentan de un modo que se asimila a la osmosis. Güell realiza un trabajo muy impactante a partir de su expresividad facial, consiguiéndonos transmitir todo el dolor que provoca esta condición al límite tan característica de la pieza. Junto a ella navegaremos por tan peligrosa y fascinante experiencia. Franc capta las idas, venidas, huidas y retornos de su compañera de un modo tan sensible como adecuado hasta condensarlo todo en una única intervención final realmente exquisita y totalmente hipnótica. Una mirada tan potente como los neones que veremos en escena.

Finalmente, Ausencias nos regala una velada teatral en la que la sorpresa y aparente desconcierto con el que descubrimos la pieza se va tornando en algo mucho más profundo. Un universo del que no nos sentiremos ajenos y tan absorbente como puede serlo una película de los ya citados Lynch o Winding Refn. Una profunda y dolorosa exploración que nos lleva al límite de la personalidad humana y que también sorprende por su aproximación dramática tan particular del Doppelgänger. Sugestiva indagación sobre lo obsesivo que puede volverse el proceso de creación artístico cuando creador y creación se confunden en uno solo. Pieza metatextual que no deja indiferente en ningún momento.

Crítica realizada por Fernando Solla

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