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04.05.2018 Críticas  
Impagable aproximación posdramática

La Seca Espai Brossa nos regala uno de los espectáculos más sorprendentes y con mejor factura de la temporada. De esta y de cualquiera. Vaig ser pròsper o recordant la tempesta es la creación que Projecte Ingenu ha realizado a partir de la obra de William Shakespeare. Teatro físico, íntegro y honesto. Intachable. Agárrate Bloom, que viene Chornet.

El juego de las acepciones y la significación es algo que la compañía trabaja en todos sus espectáculos. Algo que los convierte en valiosas piezas de orfebrería dramática. En este caso, lo pragmático y lo figurado llegan a una alineación muy reveladora ¿Quién ha hallado antes tal asertividad a partir de la evocación y la sugestión? Sin duda nos encontramos ante una creación insólita e impresionante. Una inmersión en el teatro físico y abstracto, de altos vuelos poéticos, pero que sin embargo nos embarga de humanidad terrenal. La memoria, los recuerdos, los sueños, el pasado.

Confrontación con la realidad. Una tormenta que puede ser contienda exterior y belicosa y a la vez interior. También la crepitante y grisácea nebulosa de una pantalla televisiva cuando se desconecta o finaliza la emisión. Algo que atravesar para buscar refugio. El recuerdo de lo que fue ser monarca y lo que representó esa posición y la inutilidad a día de hoy de una esfera decadente. Tanto como el cuerpo y la mente del protagonista. Realidades, percepciones, reflejos, espejos… Un personaje cuya memoria naufraga en lo más profundo del océano, aquí en forma de bañera.

La alineación de todos las disciplinas es rotunda y maravillosa. El diseño del espacio y la multiplicidad de perspectivas que se nos ofrece al público es enorme como tremenda la capacidad evocadora de la iluminación. Laura Clos (Closca), ¡gracias! Las proyecciones de Alfonso Ferri siguen en esa dirección, así como el excelentísimo espacio sonoro de Pol Queralt, que crea una atmósfera única e inimitable. Lo mismo para el diseño de vestuario de Marta Rafa que consigue confrontar el rol del otrora próspero anciano con el de su hija y sus sirvientes. A destacar la música original y los arreglo de Neus Pàmies. Todos ellos se funden en una magnífica y total puesta en escena postdramática.

El reparto es portentoso. Conmovedor y turbador a la vez. Cada uno de sus miembros se integra con los elementos y disciplinas ya mencionadas y aporta su propio recorrido para llegar al actual momento escénico que nos presentan. El trabajo corporal de todos es ellos es brutal y sobrecogedor. Su máximo embajador es un sobresaliente y generosísimo Víctor Rodrigo, que ha sabido transmitir a sus compañeros su sabiduría en este terreno. Toni Guillemat, Cristina López, Neus Pàmies, Martí Salvat, Roser Tàpies y Xavier Torra. Todos aportan y todos absorben y asimilan. El recorrido escénico que realizan durante la función es impagable, muy inspirador para los allí reunidos. Los sitúa en un terreno en el que como artistas encuentran su lado más humano y eso nos lo transmiten y desmenuzan con cada gesto, cada expresión, cada sonido. Hasta conseguir que lo experimentemos al mismo nivel como espectadores. Consiguen mostrarse a través de la mente del personaje interpretado por Rodrigo. A través de su mirada senil. Si se llega a este nivel de profundización y manifestación, ¿a qué no serán capaces de llegar?

¿Estamos preparados para Vaig ser pròsper o recordant la tempesta? ¿Somos capaces a día de hoy de escuchar y aprehender a través de la mirada? En manos de Chornet y esta plausible y meritoria compañía, rotundamente sí. “Hamlet”, “Top Girls”, “Romeu i Julieta” y “Yerma” son ya espectáculos referenciales y que permanecen con nosotros. O quizá, sea al revés. Lugares a los que volver, abrigo y refugio de nuestras incertidumbres vitales más profundas y que, por ese mismo motivo, nos conectan con nuestra parte más natural. Tan efímera y perecedera como pueda serlo nuestra vida pero, también, la que nos humaniza y nos convierte en la sustancia más importante e imprescindible de nuestra existencia. La que delimita nuestra identidad y nuestra manera de entender el mundo y conocernos a través de las experiencias compartidas a través de las manifestaciones artísticas a las que asistimos.

“Dispongan los libres del resto del mundo. En mi cárcel ya tengo bastante espacio”. “Somos de la misma sustancia que los sueños, y nuestra breve vida culmina en un dormir”. Probablemente, dos de las citas más certeras de la pieza original. Sueños que bien podrían ser recuerdos y al revés y que aquí se transforman en una lúcida exploración por la senectud humana. Un prodigio de verosimilitud en el que el hecho teatral se traspasa al conjunto total de la puesta en escena. De nuevo, ¿qué es esto sino Teatro Posdramático? Si Lehmann levantara la cabeza, el nombre de Chornet se uniría con el de Müller. Lo que consiguió este último lo logra aquí Chornet. Heterogeneidad y pluralidad de lenguajes. Por supuesto el escénico, emparentado con el musical, literario, visual y (con semejante escenografía) me atrevería a decir que arquitectónico.

Vaig ser pròsper o recordant la tempesta es un hito que independientemente del recorrido de esta, su primera aproximación, debería no sólo recibir la aceptación de los asistentes sino convertirse en una propuesta estable y perenne en nuestra cartelera. Un espacio escénico y un reparto culminante y entusiástico y una dirección y adaptación no menos excelsa y trascendental. Me parecería una nimiedad trivial intentar ni siquiera describir lo sentido y experimentado durante la función. Hay que vivirlo, hay que asistir, hay que observar y hay que derramarse y dejarse llevar para, tras hora y diez minutos, brotar de nuevo, más sabios y más avezados. La calidad de la experiencia es aquí de un valor incalculable.

Crítica realizada por Fernando Solla

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