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29.03.2018 Críticas  
Bienvenidos al Cabaret 13, el cabaret más auténtico de la ciudad

Una calle poco concurrida, un despacho con una particular sala de ensayo… un cabaret clandestino. Cabaret 13. Este es el nombre de uno de los montajes más auténticos que podemos disfrutar en la ciudad de Barcelona. Un espectáculo poco conocido, que viaja de boca – oreja y, que todos deberíais conocer y visitar.

Hace unas semanas, un amigo cercano me hablaba de Cabaret 13. Un espectáculo de pequeño formato que anima las noches de los lunes en la ciudad condal. No conocía el espectáculo del que me hablaba. No había escuchado nada y, la verdad, me extrañó. Al hablar más sobre ello, me explicaba que Cabaret 13 era un cabaret al uso; de esos de post-guerra (incluso de guerra), en los que sus monólogos hirientes y sus actuaciones no podían dejarse pasar. Me convenció. Me interesó. Tenía que vivirlo. Mi amigo y yo nos conocemos hace años (casualmente en el teatro) y conoce mis gustos y manías. Sabe perfectamente que me puede gustar y que no. Tiene un criterio teatral impecable y es asiduo a varias salas, por lo que acepté ponerme en contacto con la compañía con intención de dejarme sorprender.

La visita me agradó más de lo esperado. No solo era un cabaret al uso, de esos extintos (algo que deberíamos recuperar ¡ya!), sino que todo lo que lo rodeaba estaba en consonancia. Las sillas se reparten bordeando un espacio escénico cuya decoración kitsch llena de color y personalidad la sala. Un piano, un perro de porcelana, una radio antigua y poco más, ayuda a recrear un ambiente de decadencia teatral optima. Esa decadencia que imaginamos cuando vemos el musical Cabaret. ¿Sabéis de la que os hablo? Pues si, si pudiéramos compararlo, sería el tipo de cabaret que veríamos y disfrutaríamos en su época. Un cabaret canalla lleno de sensualidad, extravagancia, erotismo, burlesque, patinaje, transgresión, canto, provocación, danza, transformismo…

La música utilizada para sus números, al igual que las luces (casi “manuales”) que pudimos disfrutar están ideadas especialmente al milímetro del espectáculo. Al principio, el momento al acceso a la sala puede ser chocante pero una vez todo empieza y te dejas llevar, entiendes el porqué del conjunto. Lo que la compañía quiere transmitir, el porqué no se realiza en una sala de pequeño formato y se ha decidido llevarlo a este extremo… Y he de decir, que este cabaret no podría realizarse en un sitio mejor que el escogido.

Como su nombre indica, Cabaret 13 presenta todas y cada una de las disciplinas de este tipo de espectáculos: Danza (dios mío, ¡pero que danza!), monólogos deslenguados (y afilados al milímetro), actuaciones cómicas, momentos sensuales muy bien presentados e ideados, luces de uso “manual», sus copas en la media parte, visitas «one night only», actuaciones cercanas, comprometidas, rebosantes de verdad y con textos cambiantes según la actualidad. Una delicia que se debe saborear. Todo ello ideado solo por un compendio de 3 actores y actrices los cuales llevan el cabaret en las venas a buen puerto: Roberto G. Alonso, Carme Milán y Davo Marín. Junto a ellos Víctor Peralta, cuyas divertidas apariciones y su extenso control de luces y música nos hizo disfrutar (la escenografía también es creación suya), y Joan Solé, la wikipedia de la sala.

En Cabaret 13 disfruté, lloré, me sorprendí pero también he de decir que me reí, y a carcajada limpia, de esas amplias que a veces todos necesitamos y no sabemos sacar hasta que alguien lo consigue por ti.

Fue una noche de disfrute inesperado en la que supimos entrar en un juego que no tardaré en volver a disfrutar. Quién sabe, puede que en mi próxima visita al cabaret nos veamos las caras. Y si es así, ya me contaréis. Estaré deseando conocer vuestra opinión al respecto.

Crítica realizada por Norman Marsà

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