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02.02.2018 Críticas  
Born To Be a Criminal

Un título atrayente, una dinámica de representación curiosa, y el sello Intemperie Teatro son las armas de No fucking way para poner el foco sobre tres historias de crimen, ambición, sueños rotos y música rock. Una propuesta que con un lenguaje muy cinematográfico pone en la agenda de todo teatrero el nombre de su directora Laura Ortega como alguien a quien seguir de cerca.

Las Vegas, dos prostitutas bajo el yugo de un arrebatador pero perverso proxeneta planean su huida para vivir una mejor vida, o al menos, para vivir la misma pero lejos de él. Dos policías investigan un asesinato donde saldrá a relucir el pasado de uno de ellos. Un afamado escritor y su mujer reciben en su casa a una periodista para conversar sobre su último libro. Tres historias interconectadas que según indican en redes, se representan en orden aleatorio en cada representación o es elegida por el mismo público cuál es el orden que quieren que siga (en mi caso, la primera dinámica, porque si no, ¿quién eligió por mi?)

La inspiración en el cine de los noventa, con clásicos que vienen a mi mente como Pulp Fiction, Amor a Quemarropa, Casino o hasta Showgirls, es clara en la dramaturgia de L. Paz Insua, que firma un texto lleno de humor negro y violencia. Yo asistí a la representación “lineal” de la historia, aunque en mi cabeza ya tengo hecho el orden en que me hubiese gustado ver No fucking way representado para que el factor sorpresa y el plato twist hubiese sido una baza muy interesante para este proyecto, y sin el cual, las transiciones entre historias, pierde fuerza y hasta sentido.

Comenzaré por Judit Garcia que en cualquiera de los dos personajes que representa hace que el público no pueda despegar sus ojos de ella. Ya sea como Maggie o como esa pija con toques de Eva Hache en la versión española de la espléndida Web Therapy, logra que cada gesto, cada chasquido de boca, o mirada sea seguida casi sin parpadear por miedo a perderte algún detalle desternillante; Judit desprende una comedia involuntaria en su interpretación que atrapa. Iris Lezcano tiene las facciones perfectas para Lena, la actitud para ser una estupenda Forbes, y transmite la ambición necesaria para Anna; ella sería una estupenda representada por Paquita Salas porque Iris es 360.

Hugo Alejo tiene todas las bazas para ser nuestro Ryan Gosling, pero en expresivo. No fucking way podría ser un ‘one man show’ en el que interpretase todos y cada uno de los papeles, y él lo haría son despeinarse. Sexy, inquietante, tierno; cualquier matiz de sus personajes es material susceptible para atraer la atención y no sería muy loco opinar que estos personajes le conviertan en el crush instantáneo de las carpeteras del Off madrileño.

No fucking way tiene todos los ingredientes para ser una de las revelaciones de la temporada del 2018, siguiendo la estela de clásicos criminales como la saga ‘Lavar, Marcar y Enterrar’ de JuanMa Pina, que cosechan llenos los fines de semana. La compañía Verano y Humo pasa a formar parte de mi watch list particular.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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