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17.01.2018 Críticas  
Música directa al corazón

Sólo durante siete semanas se puede disfrutar de Casi Normales en el Teatro La Latina de Madrid, un emotivo musical escrito por Brian Yorkey y con música de Tom Kitt, que narra la historia de una familia que lucha por ser “normal” mientras que las adversidades dificultan la consecución de lo perfecto.

Se estrenó en el Off de Broadway en 2008 y un año después despegó en el circuito comercial neoyorquino cosechando gran éxito. Y no es para menos. Este musical ganó tres premios Tony y el Pulitzer al mejor drama en 2010. Ahora, tras estrenarse en más de 20 países, aterriza en la capital de nuestro país bajo la dirección de Luis Romero.

Casi Normales es un musical atípico, lleno de humanidad que conmueve al público relatando la historia de una mujer que sufre trastorno bipolar y los efectos devastadores que esta enfermedad tiene sobre su familia. Asimismo, la obra también toca con cierto humor ácido algunos temas directamente relacionados con este padecer como son el suicidio, el abuso de fármacos y los graves efectos secundarios de los mismos, la ética de la psiquiatría, etc. Asuntos cargados de dramatismo nos ayudan a dejar de lado los prejuicios y a tener una mirada diferente ante la enfermedad mental. Hay que combatir el estigma.

La lucha de esta mujer –y de toda la familia- por alcanzar la normalidad tiene lugar en una estructura de andamios formada por tres plantas -en la que la orquesta, bajo la dirección de Abel Garriga, se sitúa en el piso superior- con paneles corridos que dan lugar a tres ambientes distintos: la casa de la familia, la consulta y el hospital del doctor, y los lugares de ocio de la hija pequeña del matrimonio. Original escenografía de Jose Novoa que se compone también de pequeños elementos que los propios actores mueven de un lugar a otro en función de la escena que se esté representando.

Si algo hay que destacar del montaje español de esta obra es la gran actuación de todo el elenco. Nina lo encabeza impresionándonos con su gran voz, aunque contenida en determinados momentos, y su fabuloso trabajo actoral –casi nos deslumbra más con su expresividad que con su voz- siendo capaz de transmitir todo el sufrimiento que sienten esas personas con fluctuantes cambios de humor. Siguen las maravillosas voces: Jana Gómez – la hija que anhela el amor de su madre y teme heredar su enfermedad- nos seduce con su espléndida voz, ¡qué descubrimiento! (quiero destacar el brillante dúo de ambas en la parte final del espectáculo); Guido Balzaretti -el hijo- otorga energía a un personaje que es una mezcla de ángel y diablo, demostrándonos por qué es uno de los grandes del musical en nuestro país y Nando González –el padre de familia que ama a su mujer por encima de todo- que a pesar de su gran trabajo no sobresale demasiado. Completan el reparto un acertado Roger Berruezo -doctor Madden- y Fabio Arrante –amigo de la hija menor-. Todos bien acompañados por la música que consigue ser una prolongación más de esas emociones que tenemos a flor de piel durante las dos horas –descanso incluido- que dura el espectáculo.

En definitiva, estamos frente a un musical imprescindible que logra el equilibrio entre dolor y humor, esperanza y desesperación.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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