Cabosanroque presenta No me hizo Brossa, una instalación sonora y plástica en los Teatros del Canal. La instalación está inspirada en la obra del poeta Joan Brossa. Rockeros, artistas plásticos y performers: los CaboSanRoque convierten objetos cotidianos y en desuso en maravillosos instrumentos sonoros.
Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid presentan el estreno en la Comunidad de Madrid de la instalación No me hizo Brossa, de Laia Torrents y Roger Aixut, que forman CaboSanRoque. Esta instalación que combina música y performance estará en un estudio de Centro Danza Canal del 14 de diciembre al 7 de enero y es de entrada libre hasta completar aforo.
Esta instalación es la reafirmación de la exigencia de una realidad propia, en la cual se puede observar lo que hay de fenómeno de transmisión/influencia o bien de estricta convergencia entre la obra de Joan Brossa y la de Torrents-Aixut (CaboSanRoque). Dejando a un lado la poesía objetual, territorio de conexión obvia, el punto de partida es la palabra que el poeta desarrolla durante los años 40 y 50: el paisaje mítico y mágico de El Jardín de Batafra o El molino de carnaval, el paisaje mucho menos divino de 30 División, el paisaje bajo el firmamento del Misal de caragat o los bosques evocados en la obertura de la ópera Parsifal de su admirado y vitalmente recurrente Wagner.
En el trabajo de Torrents-Aixut, primero está el sonido, después el objeto y finalmente la escultura. Pero como en la obra de Joan Brossa, los objetos son descontextualizados, absorbidos y re-articulados. La experiencia estética requiere – y posibilita- el placer visual reflejado, la vivencia consciente de una percepción sonora y visualmente dominante, independientemente del reconocimiento de realidades reproducidas.
Oír y ver se convierten en escenificación más que en una interpretación. Torrents-Aixut, con la obra No me hizo Brossa pretende abrir la obra de Joan Brossa a diferentes niveles de comprensión, no redundar en su significado, sino facilitar, a partir de la elección de elementos muy precisos, la experiencia; que el público sea capaz de combinar estos elementos de una manera subjetiva y muy diferente para cada cuál, superando así la razón y reintroduciendo el cuerpo, la experiencia sensorial: experimentar y no comprender. Los objetos, el texto, la música y los sonidos son demasiado diversos y contradictorios para ser reducidos a un solo significado o mensaje. La experiencia no puede ser medida con el conocimiento racional.
El espectador entra dentro de una instalación de gran formato, dentro de una caja negra: una interpretación libre que CaboSanRoque ha construido como destilación de la obra de Joan Brossa; combinando desviaciones de géneros brossianos, como la poesía objetual y el postteatro, y siempre desde el punto de vista del paisaje y el sonido. Se trata de guiar al espectador a través de un viaje mágico que transcurre sonoro y visualmente por los paisajes contenidos en los primeros textos de Joan Brossa.
El juego de la magia blanca, que lleva al poeta a ver la noche de San Juan y los fuegos artificiales en su primera experiencia en la guerra civil española, en el frente del Segre; o la magia negra que le salvan la vida durante una guardia nocturna durante la misma guerra. Es esta misma magia poética que CaboSanRoque aplica, gracias a la mecánica y a la tecnología, y que convierte los objetos, en un inicio inanimados, en fuentes de sonido que nos trasportan a tierra y paisajes cercanos y desconocidos al mismo tiempo. Esta caja negra tiene dos espacios físicos y conceptualmente muy diferenciados: el centro y el perímetro.
En el espacio central hay una acumulación de muchos objetos y mecanismos que no intentan representar la realidad de una manera naturalista sino que se vuelve extraña, un poco deformada (como en los cuadros manieristas, de difícil interpretación debido a la complejidad y a sus cualidades artificiales de representación). Esta acumulación, a través del movimiento de los mecanismos, los objetos y el sonido (generado mecánicamente), se insinúa como un paisaje. Paisaje sonoro al mismo tiempo que topográfico. El perímetro se construye con la ausencia del objeto, en contraste con el centro, pero donde varias fuentes de sonido rodean al espectador. Estos amplificadores hablan distintos poemas y fragmentos de la poesía escénica poniendo el énfasis en el sonido de la palabra y su distribución por el espacio.
Se han escogido fragmentos de poesía escénica de finales de los años 40 que exploran las posibilidades de la aliteración. La insistencia fonética acaba bandeando el significado de la palabra a favor de la secuencia de sonidos, casi como los poemas letristas o dadá. La palabra como materia sonora, como música concreta.
Estos textos se han trabajado con 8 alumnos con capacidades especiales del COIET de Banyoles (Centro Ocupacional y Especial de Trabajo). Cada uno de ellos lee los poemas de una forma diferente, condicionados por su capacidad de comprensión lectora y la dicción absolutamente particular, vinculada tanto a la personalidad como a las distintas discapacidades que les afectan. Así como Brossa utiliza el lenguaje como un vehículo poético que puede abrir las puertas al inconsciente, en No me hizo Brossa se usa el lenguaje como motor sonoro que abre la musicalidad del texto y de la lengua del poeta.
CaboSanRoque nace en 2001 en forma de un numeroso colectivo musical. A caballo entre un grupo de rock, artistas plásticos y performers, hacen explotar las categorías gracias a sus artefactos: materia y onda, máquinas musicales e instrumentos que hacen ruido, objetos en serie que se convierten en collages mecánico-sonoros. Han generado una población heteróclita de máquinas musicales; han editado seis trabajos discográficos; han colaborado con músicos como Carles Santos, Vinicio Capossela, Pascal Comelade o Pierre Bastien; son autores de cuatro espectáculos escénicos y de varias instalaciones sonoras, y han presentado sus creaciones por los principales festivales del mundo desde Marruecos hasta México pasando por toda Europa.
Hasta junio de 2018, más de 60 espectáculos conforman una programación plural y singular que reúne algunos de los mejores creadores de la escena nacional e internacional. Todos los espectáculos de la temporada están a la venta, así como los abonos para 10 y 20 espectáculos.