El Pavón Teatro Kamikaze no ha cerrado por vacaciones y además no ha querido cubrir esta temporada con obras que sacien nuestro apetito de teatro, cuando la mayoría de estos están cerrados, sino que nos sirve un buen plato con este Antígona de Sófocles, en versión y dirección de Miguel del Arco.
Esta reposición que viene del proyecto que emprendieron Teatro de la Ciudad y Teatro La Abadía en la temporada 2014-2015, y que tan buena cosecha de éxitos les ha traído y nos han ofrecido (ésta que nos ocupa, el ‘Medea’ de Andrés Lima con Aitana, y el ‘Edito Rey’ de Sanzol). Se mantiene equipo artístico, salvo la presencia de Yon Gonzalez como Corifeo, en lugar de Santi Marín, en un «sonado» debut teatral que hará que su cohorte de seguidores se acerquen raudos a disfrutarle en vivo.
Antígona narra el triste final de todos los personajes que gravitan en torno de la protagonista (Manuela Paso), que desafía a la feroz Creonte (la Machi) tras dictar esta que el cadáver de su hermano Corifeo (Yon González) no reciba sepultura. Ismene (Ángela Cremonte) insta a su hermana a que guarde el luto en su corazón y no sacrifique su vida por un asunto de honor. Antígona desoye los consejos y hace su voluntad, arrastrando en los mil pesares que suceden a su amor e hijo de Creonte, Hemón (Raúl Prieto), al guardia que la descubre (Jose Luis Martínez) y al visionario Tiresias (Cristóbal Suárez).
El montaje de este Antígona destaca por su brillante sencillez, obra de Eduardo Moreno, Alejandro Andújar y Beatriz San Juan; con un deslumbrante diseño de iluminación de Juanjo Llorens. La palabra brillando sobre ese fondo negro, y apoyada por esa esfera flotante, que todo lo ve, todo lo juzga, y todo lo ilumina. El buen uso de las proyecciones en un montaje como este, hace que su presencia de valor a lo que acontece sobre las tablas, y no distraiga o cree confusión como un muy sonado montaje teatral de este año.
No se si detenerme en comentar las interpretaciones del elenco, porque sería caer en la redundancia de todos los textos que sobre este montaje se lean. La Machi (con su artículo, mas que merecido) brillando y sobrecogiendo. Manuela Paso, valiente, frágil, enajenada, maravillosa. De Yon González acuso que termine de destacar en algo tan coral, y espero que siga por esta vía clásica, que le puede reportar mucho éxito. Raúl Prieto, contenido, correcto, flojito, pero preparándonos para la catarsis de su personaje. Cristóbal Suárez, camaleónico, como diría Paquita Salas, «un actor 360». José Luis Martínez, robando planos y luciéndose como el que mas en sus breves intervenciones. Ángela Cremonte, cercana Ismene, y Silvia Álvarez, correcta Corifeo.
Con pocos montajes uno siente esa sensación de que le falta el aire cuando va escuchando esa cuenta atrás de «falta tres minutos para que comience la representación», y es cuando se unen tales talentos en la dirección y la interpretación que uno sabe que lo que va a acontecer, va a ser memorable. Antígona lo consigue, y esta tragedia de amor fraternal, carnal, y por la ley, consigue que nos pongamos en el lugar de todos y cada uno de los personajes de la obra, siendo jueces, testigos, y actores.
Si algo queda claro es que actualmente solo hay dos actrices que podrían interpretar todos y cada uno de los papeles clásicos, y esas son Carmen Machi y Aitana Sánchez Gijón, a las que espero que los hados unan en una suerte de ‘two women tragic show’, y si puede ser de la mano de Miguel del Arco, mucho mejor.
Antígona es como un guiso fuerte, contundente y sabroso, de esos que te levantas de tu butaca con sudores. Teatro del bueno, Teatro eterno. Teatro teatro.
Crítica realizada por Ismael Lomana