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27.05.2017 Críticas  
La Fille du Régiment, la ópera de la temporada

El Gran Teatro del Liceo de Barcelona representa en estos días una de las obras más conocidas de Donizetti, La Fille du Régiment. Una excepcional propuesta de ópera cómica cuyo conjunto hace sentir al espectador pleno. El éxtasis llega aun más cuando Javier Camarena, en el papel de Tonio, canta “Ah! mes amis”. Algo para recordar.

La Fille du Régiment se ha convertido en el estreno de la temporada del Liceu. Si bien es cierto que no ha sido nombrada de esta forma por la casa de la ópera barcelonesa, sí se ha convertido en una de las obras más esperadas y disfrutadas de la temporada.

Donizetti, abanderado de las óperas dulces y sentidas, no defrauda en una ópera que le ha reportado una notoriedad más que merecida en el mundo de la ópera junto a otras de sus obras como «Lucie de Lammermoor» o «Don Pasquale»; ambas programadas en las más recientes temporadas del Liceo.

Con La Fille du Régiment, nos presenta un exigente comedia irónica pero con fuerte crítica social.

Marie, una joven huérfana, es adoptada por un regimiento de soldados. Allí conoce al civil Tonio y se enamoran, pero los soldados se oponen a la boda, hasta que Tonio se convierte en uno de ellos. La marquesa de Berkenfield reclama a Marie como sobrina y se la lleva a su castillo, donde intentará educarla para que se case con un aristócrata. Mientras, Tonio y el regimiento lucharán para recuperar a Marie.

Esta opéra-comique en dos actos, que cuenta con libreto de Jules-Henri Vernoy de Sanit-Georges y Jean-François-Alfred Bayard y música de Gaetano Donizzeti, es sin duda una de sus obras más celebradas.

En el caso de la versión que el Liceo presenta estos días, y que recupera la producción de Laurent Pelly, el director de escena, ha sabido trasladar la historia a la época de la I Guerra Mundial, cargando de humor y belleza plástica a todo el conjunto. Magnífica visión de las cartografías como montañas del Tirol, la mansión sin paredes y puertas automáticas de la marquesa Berkenfield o el tanque blindado que irrumpe en el salón.

Por parte de la dirección escénica, disfrutamos mucho con los personajes principales y sus arias. Maravillosa “Ah! mes amis” interpretada con aparente facilidad por Javier Camarena quien recibió un manto de aplausos durante más de seis minutos en la noche del estreno que hizo que bisara la pieza. Camarena convirtió ese momento en el más emotivo de la noche y el más celebrado junto a las vises cómicas de los personajes secundarios del coro. Mención especial merecen el inicio del cuadro de la mansión con las delirantes asistentas y la primera aparición de la duquesa Crakentorp.

Por otro lado, creo que es necesario mentar el buen trabajo del coro del Liceo quien, ópera tras ópera acompañan en su periplo a los primeros artistas; enalteciendo su actuación y convirtiéndose, ellos mismo, en unos de los personajes más importantes de la obra.

En definitiva, si no has acudido nunca a ver una ópera al Liceo, esta es tu oportunidad de disfrutar de un montaje que hará que te plantees, incluso, abonarte a la nueva temporada. Y si eres un sibarita de la ópera, ten en cuenta que esta es La Ópera de la temporada. Hay que verla, hay que sentirla, hay que disfrutarla. «Ah, mes amis!», hay que amarla.

Crítica realizada por Norman Marsà

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