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23.12.2016 Críticas  
Cuando el miedo es mayor que la libertad

Se atreve Miguel del Arco a rizar el rizo. Nos sumerge en el universo de August Strindberg, el autor de la sublime “Señorita Julia”. Gracias al texto de Per Olov Enquist, conoceremos como una de las mentes más creativas del norte de Europa vivió el miedo a quedarse solo, el miedo al abandono.

LA NOCHE DE LAS TRÍBADAS es teatro dentro del teatro. Nos encontramos con Siri von Essen, la segunda esposa de Strindberg. Actriz y propietaria junto a su esposo de un teatro. Ensayan “La más fuerte”. Un texto para dos actrices, pero que en realidad es un monólogo, ya que uno de los personajes es mudo. Ese texto, como todos los de Strindberg bebe de sus propias experiencias y sus personajes son fácilmente reconocibles entre sus más cercanos. Eso provoca que ese ensayo sea una escalada de tensión entre Siri y él. Su relación se halla en un punto de no retorno. Siri se ha enamorado de otra actriz (de ahí el nombre tríbada) y eso Strindberg no consigue digerirlo. La actriz en cuestión es la elegida para el papel mudo de “La más fuerte”.

El trauma está servido. En escena aparece un anodino ayudante de dirección, que se verá superado por las diatribas entre los apasionados y airados personajes. Un papel que Daniel Pérez Prada interpreta con una tremenda credibilidad. Suyos son algunos de los momentos más divertidos. Su desconcierto y admiración por el maestro Strindberg le superan. Jesús Noguero es August Strindberg. Su interpretación es agotadora. El nivel de excitación es constante, dos horas de un recital de fuerza, de un no parar. Potencia y descontrol. Una maravilla. Manuela Paso construye una Siri deslenguada, viva, apasionada, nada comedida, reivindicativa. Ella es la que puede hablarle a Strindberg sin tapujos. Y lo hace, y como lo hace. Manuela desborda la escena, una barbaridad de registros. Miriam Montilla es la vilipendiada tríbada. No se calla, aunque Strindberg le asigne el papel mudo. Y cuando habla, deja mudos a los demás.

Miguel del Arco, entendiendo que esto va de teatro y libertad, se ha liberado de las barreras del escenario y ha planteado la acción entre el escenario y la platea. Los actores campan a sus anchas por todo el teatro. Se relacionan con los presentes, nos cuentan directamente sus enfados y sus miedos. Esa interacción va cargando de energía la representación. El ritmo es trepidante. Las dos horas de duración tienen pocos momentos de calma. La tensión es una constante ascensión en busca de la caída sin red.

Strindberg está aterrado, su universo se desmorona, la libertad que Siri le obliga a aceptar le consume. La ama, pero no puede aceptar que ella quiera ser libre también.

LA NOCHE DE LAS TRIBADAS es un ejercicio de amor al teatro, a la creación artística, al feminismo, a la libertad. Una montaña rusa divertida y dramática. Teatro de inteligencia.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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