Este verano la Sala Kubik del barrio de Usera cerró sus puertas. Fue un momento duro para muchos. El montaje que cerraba la sala era este HISTORIAS DE USERA. Era un maravilloso epitafio para esa sala, cuna de creadores y de actores. La suerte ha querido que las Naves del Matadero resuciten este montaje que llena de sinceridad el escenario.
Juntar en un escenario a actores profesionales y amateurs es arriesgado. HISTORIAS DE USERA, junta a vecinos del madrileño barrio, los ensambla de tal manera que no se distingue a los más experimentados de los menos. Eso lo consigue con una serie de historias escritas por diferentes autores. Las historias son totalmente distintas entre sí, pero rezuman verdad, sinceridad. Pero sobre todo, corazón.
Fernando Sánchez-Cabezudo ha sabido dar forma a los relatos escritos por Alfredo Sanzol, Miguel del Arco, José Padilla, Denise Despeyroux, Alberto Olmos y Alberto Sánchez-Cabezudo. Los relatos pueden gustarnos más o menos, van desde la historia de un chino llegado a Usera, al reencuentro de dos enamorados cuarenta años después, a dos desconocidos que forjan una paranoica historia de amor, a los altercados del frustrado concierto de Lou Reed en el barrio. La mezcla de las historias, la manera en la que están contadas tiene algo de especial, algo que engancha desde el primer momento.
La escenografía juega un papel fantástico, y la iluminación nos permite cambiar de una atmosfera a otra sin percatarnos. El movimiento de las escenas es un genial trabajo hecho con un gusto impecable.
Entre los actores profesionales destacan Inma Cuevas y José Troncoso entre otros. Inma interpreta distintas historias dotándolas de una verdad que eriza el vello. Tiene esta actriz unas dotes para llevarnos a unas emociones tremendas con solo la mirada y el gesto. José Troncoso está fantástico, con papeles entre divertidos y tremendamente dramáticos. Y el resto del elenco es pura verdad. Las breves historias pasan sin sobresaltos y cuando nos percatamos estamos bailando en una sala de fiestas de los años setenta, bien agarrados, deseando saber más de todas esas historias.
Los vecinos de Usera que participan en este montaje dotan al espectáculo de una sinceridad inusitada. Nos están contando sus historias, y eso es tan de verdad, que traspasa al espectador por completo.
He visto este montaje en dos ocasiones, y en ambas la emoción me ha inundado los ojos. Cuando uno ve corazones puestos en escena, no puede más que emocionarse. Yo he decidido que este HISTORIAS DE USERA merece ir a emocionarse una vez más. Ustedes no lo duden. Avisados están.
Crítica realizada por Moises C. Alabau