Dramaturga, novelista, ensayista, guionista, actriz, feminista, política, intelectual: a Maria Aurèlia Capmany era tan fácil encontrarla en su estudio del Eixample como haciendo cabaret tabernario o renovando el teatro catalán con Ricard Salvat. El TNC reestrena una de sus obras, 30 años después de su último gran montaje. Un musical, faltaría más para alguien tan polifacético.
Hogar, casa, 38 metros cuadrados inexpugnables, donde uno duerme, come, defeca, hace el amor. Un refugio entre el asfalto, donde sentirse rey del mundo, hasta que una llamada de la agencia que gestiona el alquiler notifica una subida inadmisible del mismo. Eso es Inquilino, y donde Paco Gámez, autor y protagonista, nos lleva a un viaje reconocible y vitalista.
Daniel Quinn, que había publicado libros de poesía y escrito obras de teatro, varios ensayos críticos y bastantes traducciones pero tras la pérdida de su esposa y su hijo en un accidente, abandonó todo aquello, junto con la gente que conocía, para ir a refugiarse en Max Work (un personaje de ficción que protagoniza sus novelas) y vivir en un pequeño apartamento en Nueva York.
La compañía Obskené se instala en la Sala Beckett para presentar una propuesta de creación colectiva que nos propone un viaje multidisciplinar que confronta las percepciones contemporáneas de los mitos clásicos con la realidad sociocultural más inmediata. Un trabajo de experimentación que se contempla con curiosidad y armonía.
Obskené, compañía residente de la Sala Beckett ha estrenado DE CARENES AL CEL, pieza con dramaturgia de Albert Boronat y Judith Pujol. El espectáculo forma parte del ciclo “Mar de Miralls. Fluxos de migració a la Mediterrània”, que cuenta con distintas propuestas dramáticas, una exposción, charlas y talleres.