El Festival Grec Barcelona continúa, no solo en los teatros grandes sino también en las salas acogedoras y pequeñas de la ciudad. La sala Atrium programa durante unos días (y ha agotado entradas) La dona del tercer segona, en donde el tándem Borràs-Benet vuelven a trabajar juntos en una obra para una sola voz en la que Víctor Borràs escribe e Iván Benet dirige.
La Sala Atrium alcanza su primera década de vida y recupera Júlia. Una mirada recíproca, desde y hacia el original de Strindberg, que Raimon Molins acerca a su vertiente más subjetiva y multidisciplinar. Profunda sacudida posmoderna respecto al naturalismo determinista del sueco que alza el vuelo gracias a un reparto sólido y una protagonista incandescente hasta la endotermia.
El Maldà acoge una propuesta que dibuja un punto de encuentro escénico para La Ruta 40 y Davide Carnevali. Sacarina nos lleva a ese momento en el que el desencanto profesional se funde con el vital y la gentrificación hace estragos y afecta, especialmente en este caso, a todos aquellos ciudadanos que algún día eligieron la interpretación como profesión.
La sala de El Maldà de Barcelona se transforma en un local de hostelería para alojar a la Cía. La ruta 40 y su nuevo proyecto: Sacarina. Un texto de Davide Carnevali, en un fantástico tono irónico, con el que se estrena Sergi Torrecilla a la dirección.
El Teatre Akadèmia confía en La Danesa y acoge su aproximación a Assaig sobre la lucidesa. Las palabras y sobretodo el objetivo, reflexión y análisis de José Saramago en formato dramático. Un reparto impecable y una adaptación ágil, enérgica y efusiva que, teniendo en cuenta el momento social actual, convierten la visita en algo provechoso y, especialmente, útil.
Ivan Benet quería escribir. Aida Oset quería interpretar. Querer: verbo preponderante en el desenlace que ha resultado de esta unión. La lleugeresa i altres cançons es una pieza refinada, presentada como thriller musical, que se podrá disfrutar hasta el 12 de mayo en la Sala Beckett de Barcelona.