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20.07.2016 Críticas  
La nieve que presagia la caída de una dictadura

La dramaturga británica ganadora de los premios Emmy y Bafta, Abi Morgan, nos trae en el marco del festival GREC de Barcelona, una oscura tragicomedia sobre la guerra, el poder y la caída del mismo a través de las vivencias de cuatro mujeres. ESPLENDOR es, sin lugar a dudas, una ambiciosa propuesta escénica que nos habla sobre la fragilidad del poder.

Bajo la dirección de Carme Portaceli, ESPLENDOR cuenta la historia de cuatro mujeres que, por caprichos del destino, se ven atrapadas en el palacio del dictador de un país que, a medida que avanza la trama, cae en desgracia y deja al desnudo los miedos y temores más recónditos de sus personajes. Miriam Iscla interpreta a la mujer del presidente y Lluïsa Castell es la mejor amiga de ésta. Gabriela Flores toma el papel de la corresponsal de guerra que debe hacer una fotografía del presidente y Laura Aubert el de su intérprete, una joven de la zona en conflicto que vino a la ciudad hace años en busca de una “mejor vida”.

Las cuatro protagonistas de ESPLENDOR nos cuentan la misma escena desde sus puntos de vista, dejando ver las palabras entre sus líneas y sus verdaderas intenciones, motivaciones y miedos. Cada vez que la escena se repite desde uno de sus puntos de vista, la acción se congela repentinamente con la llegada de las explosiones en el exterior, y el sonido de un obturador que, junto a varios efectos lumínicos, nos lleva de nuevo al comienzo de toda la trama. Toda la acción se desarrolla en la misma sala, una sala lujosa, llena de piezas de artesanía de primera calidad, vodka y un deslumbrante piano blanco como elemento escénico central.

Pese a ser una de la propuestas más prometedoras del festival GREC 2016, en este caso la complejidad del guión y la estructura de la obra, llena de recuerdos en forma de monólogo, así como la falta de fluidez de la misma debido a la constante reiteración de la escena, hacen de ESPLENDOR una obra difícil de digerir. También es importante comentar que, pese a que la interpretación es en todo momento impoluta, la actuación de Miriam Iscla es innecesariamente recargada, del mismo modo que el personaje de Laura Aubert se centra meramente en momentos cómicos en lugar de adentrarse más en el trasfondo de la misma, probablemente para intentar hacer los 90 minutos más llevaderos.

ESPLENDOR es una obra compleja y un proyecto ambicioso, posiblemente demasiado, lo que obliga al público a estar atento en todo momento para no perderse en el vaivén de escenas y puntos de vista. Le falta profundidad y un desenlace más marcado teniendo en cuenta las expectativas que se tenían sobre esta producción teatral.

Crítica realizada por Marc Dalmau

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